Por: Monseñor Jorge García Isaza CM
Vicario Apostólico de Tierradentro

PREÁMBULO

Muchas veces me he preguntado porqué la mayoría de las niñas y los niños  en las escuelas  y en general los habitantes de  Tierradentro   no conocen  casi nada de la historia  y la geografía de su pueblo.
De la primera, apenas y en forma muy  fragmentada  conocen  algunos de los mitos y  leyendas,  tejidas  más por los extraños  que llegan a la región por la curiosidad de conocer  lo indígena  o con el propósito de estudiar, y recogiendo algunos datos y haciendo  fantasías  las van convirtiendo  en “historias”,  que en muchas ocasiones  impiden por la confusión que crean, el verdadero estudio y conocimiento dela HISTORIAcon mayúscula.
Por otro lado, lastimosamente la gente de la región que estudia,  y que pudiera hacer aportes valiosos, tiene que emigrar de la región, porque el “sistema” no les permite progresar; yo no he podido encontrar a nadie de Tierradentro que se haya propuesto estudiar y profundizar  en las realidades de su tierra, quienes han escrito son gente  de fuera, quizá con inquietudes muy sanas pero que carecen de aquello que sólo  da la naturaleza que surge en la región concreta donde uno nace, aquello que es como un aspecto de idiosincrasia que le permite ver  e interpretar los acontecimientos de una manera más real y objetiva.


Además  en el desarrollo de la vida política, social y económica, este desconocimiento no les permite recoger de la experiencia, que aporta esas lecciones de la vida tan importantes en el desarrollo de los pueblos. “Los pueblos que desconocen su historia corren el peligro de recaer en los mismos errores de las generaciones pasadas”.                                En cuanto a la geografía, sin duda  en los programas de educación  de las últimas décadas hay muchos vacíos en esto y  en otros  aspectos fundamentales, como  la falta de estudio del entorno y del contorno en el  que se vive, problema que trae como consecuencia el desarraigo de lo propio, por parte de  las nuevas generaciones, y entonces se hace una realidad aquella verdad axiomática “Nadie ama lo que no conoce”.


Los antiguos  se trasmitían los conocimientos de la cultura, de la historia y de la geografía,  por los medios orales;  el patriarca de la casa tenía ocasión de hacerlo,  cuando al calor del fogón, –  “el hogar” -,  se reunían  los miembros de la familia para compartir,  junto con  los alimentos, por un lado la vida  del presente: el acontecer de cada día, que iba forjando la experiencia y afianzando los principios; y por otro, la vida del pasado,   la historia de los ancestros con sus valores sociales y religiosos,   que iban acumulando la riqueza cultural que se trasmitía de generación en generación.             No había  entonces los famosos medios de comunicación masiva, que lastimosamente  en Colombia no son “Medios de Comunicación”, sino “negocios” de la comunicación, porque no se trasmiten los valores,  riquezas, principios y bondades de los pueblos, sino que casi como un masoquismo, sólo hablan de crímenes y violencia y parece que sintieran placer en la tragedia y en el dolor.  En el mundo moderno, los medios     han realizado  el fenómeno social  de acercar  globalmente unos pueblos con otros, pero han distanciado  y aislado a los individuos, de manera particular  en el núcleo de la familia, y con esto han empobrecido una de las fuentes  y valores más ricos del ser humano, cual es el de la comunicación interpersonal,  el intercambio  entre los ancianos  y los jóvenes, que generaba un aprecio especial por la familia, por los ancestros, por el terruño propio. Con razón formulaba el poeta; “Siquiera se murieron los abuelos”.
Cómo  haría de bien y cómo valdría la pena revisar los programas de educación y enseñanza para  volver a descubrir en el conocimiento de la geografía de la patria chica y  en la historia de los propios ancestros, las inmensas riquezas  y los legados  de las generaciones pasadas, que no se aprecian porque no se conocen.        
Estos apuntes que  he ido recogiendo,  sin ningún afán, y sin ninguna prisa y no han tenido prácticamente ningún otro objetivo  fuera de la satisfacción personal, quizá algún día los encuentre alguien y hasta puedan servir a otros.  Muchas de las afirmaciones y reflexiones   a lo largo de ellos, no son propias y las he ido recogiendo de aquí y de allá, sin preocuparme mucho del autor, sino porque me han parecido interesantes; otras sí son propias  y por eso  no pretenden  tener otro valor que el que puede darles  la reflexión de alguien que sin haber nacido aquí  ha llegado a querer esta tierra con sus gentes como si fuera propia. Con estos apuntes no abrigo ninguna pretensión. Quien los lea, puede utilizarlos como a bien tenga y puede estar de acuerdo o no con lo que escribo. 

IDENTIFICACIÓN Y UBICACIÓN
EL NOMBRE DE “TIERRADENTRO”
Históricamente, esta región desde los tiempos de la conquista se conoció como la  “Provincia de los Páez y los Guanacas”. Así  aparece en los diversos documentos.
Algunos han querido explicar el nombre como si fuera llamado así por el hecho de estar la región tan profundamente metida en la montaña; en realidad,  muchos de los que nos visitan en  Tierradentro afirman al llegar: “¡qué nombre tan bien puesto, porque esto está muy adentro”! de manera particular cuando se entra a la región partiendo de Popayán; sin embargo el nombre  de “Tierradentro”  tiene  más bien su origen  en la práctica de los conquistadores cuando del Nuevo Reino escribían a España. En efecto, cuando los españoles  se referían a   los lugares  por los que  incursionaban  en el continente después de abandonar las costas, hablaban de haber marchado “ tierra adentro” y cuando  escribían  desde allí para el viejo continente  lo expresaban: desde “tierra adentro” y agregaban  el nombre del lugar  que les iban poniendo a ríos y regiones;  por ejemplo escribe Quesada: “Adelantando tierra adentro por las orillas del Río grande”. Aparece pues en muchos escritos  el término de “tierra adentro”  para  distinguir en general  las tierras del interior  de las de la costa.
También así aparecen  muchos  documentos oficiales en los que se menciona  “tierra adentro”, precisando luego la provincia o el lugar. Así por ejemplo se dice: “tierra adentro en la provincia de Santa Marta”  refiriéndose a la región  que hoy también lleva dicho nombre en el norte de Montería. Y también  “tierra adentroen la Provincia de Páez, en la región de la Plata”, refiriéndose a nuestro Tierradentro.
Los Padres Jesuitas  que hicieron sus primeras incursiones misioneras en la región, por el año  de 1613, y luego los demás  misioneros,  tanto los franciscanos como los del clero diocesano, de manera ordinaria ya  empezaron a  referirse  a esta región  como “tierra adentro” en la provincia de los Páez.  De  manera muy particular  el P. Eugenio del Castillo  uno de los Sacerdotes más abnegados y que más trabajó por los paeces, comenzaba siempre sus cartas así “En las montañas de la tierra adentro” sin especificar otra cosa, y así  fue como prácticamente  se dio el nombre a esta región. Es también  muy interesante darse cuenta de la evolución que va teniendo la escritura de la palabra en los diversos escritos y documentos de la historia, al referirse a esta región. En  los  más antiguos se ve escrito  el nombre en dos palabras y con minúsculas.  Así leemos en el documento  llamado “Tierras de los ocho pueblos” y que habla de títulos y amparos que fueron concedidos a los yndios (sic) por  Reales Zédulas (sic)  en el año de 1667: “Tierras de los ocho pueblos de la Parroquia de  Toboyma  (sic) de la antigua provincia de Páez  en tierra adentro.” (Este documento está en la Biblioteca del Vicariato Apostólico)  Así se siguió escribiendo durante muchísimo tiempo, prácticamente hasta cuando en los comienzos  del siglo XX, empezó a cambiarse.  Es  sólo por ahí  desde 1900 en adelante cuando en ocasiones se comienza a escribir  en  los documentos  unas veces como “Tierra adentro” ( escrito en dos palabras y mayúscula en la primera) otras  como Tierra Adentro (dos palabras, ambas con mayúsculas) esta práctica se va generalizando cada vez más, durante la mitad del siglo y luego   ya en casi todos los escritos de 1950 en adelante  se escribe:   “Tierradentro”  una sola palabra  con mayúscula inicial como corresponde a un nombre  propio y así es como quedó  generalizado, para designar la Región.

UBICACIÓN Y GEOGRAFÍA
Actualmente, Tierradentro, en el Departamento del Cauca, es una “región”  situada como formando una pirámide, en los límites con el Departamento del Huila, sobre el flanco derecho de la Cordillera Central. Tiene una extensión de 2.085 kilómetros cuadrados. Está formado por el municipio de Inzá  con una extensión de 801 kilómetros cuadrados y el municipio de Páez (cuya cabecera es Belalcázar), con una extensión  de 1284 kilómetros cuadrados
El control administrativo de la provincia de la “tierra adentro en la región de los Páez” lo tuvo la Gobernación de Popayán desde cuando en 1540 fue establecida esa entidad política por las Cortes de España, cuando allá tenían un conocimiento muy precario de las realidades  geográficas del nuevo mundo y debían basarse para las determinaciones  en los informes que les llegaban de los conquistadores del Nuevo Reino, informes que en la mayoría de los casos respondían a intereses particulares  para conseguir  prebendas o beneficios. Vale recordar que en esos primeros años la Provincia de Popayán   llegó a abarcar casi una tercera parte de lo que hoy es Colombia.
 En  1612  fue creada la nueva Gobernación de Neiva, y Tierradentro pasó a depender de ésta, como cosa lógica, haciendo parte  del municipio de La Plata, Y aunque la nueva gobernación se crea teniendo en cuenta  también   aquellos “informes” e intrigas  de los conquistadores  y gobernadores de turno de que se habló antes, sin embargo,  la agregación a la Provincia de Neiva respondía mucho mejor a las conveniencias de la realidad geográfica, étnica  y política  y podría permitir  un mayor desarrollo a la región. La división de territorios y sus límites  generalmente se hacía utilizando los que parecían indicados por la misma naturaleza: los grandes ríos  y  las series de cordilleras que separaban las regiones, y utilizando para éstas  el famoso “divortium aquarum”,  como norma   de delimitación. La cordillera que hay entre Popayán y Tierradentro fue lo que en último término determinó la decisión.            Después de la Independencia en 1810,  comienza a organizarse políticamente la República de Colombia, con las tremendas situaciones que se produjeron por la abolición de las leyes impuestas por España y los vacíos que quedaron de momento en todos los ordenamientos de la nueva realidad, vacíos que dieron origen a tantos desórdenes y abusos; sin embargo las divisiones geográficas  quedaron más o menos como las había organizado España. Pero  lamentablemente tenemos que admitir  que entre los que lideraron y llevaron a término la guerra de la independencia,  próceres y demás dirigentes  de las distintas regiones del País, casi todos provenientes de  las familias influyentes  de los españoles que aún no lograban desprenderse de su mentalidad, no fueron pocos los que dejándose llevar de los personalismos  y las intrigas , y quizá  deseosos de aparecer como protagonistas, sembraron  la  división  que trajo tan malas consecuencias, y que fue raíz de  la frustración del pensamiento del Libertador, que soñaba  con una gran nación  unida, libre y soberana, capaz de conversar de tú a tú con  todas  las naciones del mundo  hasta entonces conocido.                                       Y si esto pasó con la Gran Colombia del sueño del Libertador que quedó dividida en cinco naciones,  algo parecido sucedió en las regiones de cada una de estas naciones. Persistieron los caudillismos, producto en  muchas ocasiones de la  mentalidad de las familias acaudaladas, herederas de las prebendas  de los colonizadores, de donde salieron la mayoría de los dirigentes de la nueva república, casi todos formados en los principios de la revolución francesa y que en la “teoría” hablaban de igualdad, pero  en la “práctica” no podían liberarse de la idea de ser “los señores”.
 En cuanto a Tierradentro, que es  el caso que nos ocupa, así sucedió:  al momento de la independencia,  pertenecía a la Gobernación de Neiva  en la provincia de la Plata y así permanecieron las cosas hasta 1847;  fue entonces cuando por una de esas determinaciones  autoritarias que con frecuencia tomó el famoso General  Tomás Cipriano de Mosquera, Tierradentro fue anexada al Cauca; las  razones se fundamentaron en  una conveniencia  bélica  “Para que los indios paeces puedan engrosar los ejércitos del Cauca”. Así reza uno de los documentos de la época.                                        Esto  ha sido, en sentir de muchos en Tierradentro, una de las causas del  atraso en su desarrollo;  un habitante de esta región, hombre de muchos años y no poca experiencia que me dijo no fuera a decir su nombre por temor a represalias,  me expresaba: “Los  popayanejos,  fuera de que creen  que el Cauca es Popayán y nada más,  nunca le han perdonado a  Tierradentro que los  paeces  jamás fueron vencidos por  sus flamantes capitanes.  Por eso mientras  dependamos administrativamente  de la Gobernación del Cauca, ellos  harán  hasta lo imposible por impedir que Tierradentro prospere” (D.V.P.)  Estar o no de acuerdo con la aseveración anterior, cada cual puede hacerlo;  pero la verdad es que  la distancia y el aislamiento  que da la cordillera, hace que económica y socialmente  Tierradentro tenga muchas más relaciones con el Huila.     En 1863  se trató de rectificar el anterior error  y Tierradentro fue anexado al  nuevo Estado del  Tolima, pero en 1905  conveniencias alegadas desde Popayán,  sin contar para nada con el sentir de la región afectada, y con  el señuelo de organizar  los municipios de Inzá y Páez, se volvió a anexar al Cauca. Y en 1907 se organizaron los mencionados municipios,  bajo el gobierno del General Reyes.
En varias ocasiones y ante las dificultades  que se presentan en las relaciones de toda índole con Popayán, han surgido  movimientos de separación  del Cauca,  que inmediatamente son sofocados por sus políticos de turno que temen perder  los votos que ordinariamente tienen aquí cautivos.
 LÍMITES
De hecho la región como tal tiene los límites de los dos municipios que la componen y entonces podemos describirlos así:
Tomamos como punto de partida la desembocadura de la quebrada llamada “Topa” en el río Páez al pie del Caserío  llamado Puerto Valencia: bajando por el río “Páez”,  hasta el lugar donde le cae el río “Negro de Narváez”, se sube  por éste hasta  su nacimiento.  De allí se toma por detrás del Nevado del Huila hasta la cuchilla de “Santo Domingo”[1]. Se sigue por el filo de la cordillera limitando con Jambaló y llegando a las peñas que dan origen al río “Pisnos” en la mitad del páramo de “Moras”. De allí se toman  las cimas más altas que separan las vertientes de los ríos “Piendamó” y “Moras” hasta llegar al alto de “San Lucas.  De éste, siguiendo el filo de la cordillera hacia el sur, se atraviesa el páramo de “Las Delicias” hasta el nacimiento del río “Negro de Ullucos”. De este punto se sigue en línea sinuosa por las montañas de “Moscopán” hasta el nacimiento de la quebrada de “Topa”.  Siguiendo el curso de ésta se llega hasta  su desembocadura en el río “Páez”, lugar de partida. 
HIDROGRAFÍA
Ríos y quebradas 
La hidrografía de Tierradentro, fue  una de las más ricas del territorio  nacional, por la situación montañosa de su suelo. Hoy esa riqueza está amenazada como se verá un poco más adelante. Tiene la característica de que absolutamente todas  sus aguas llegan a recogerse en el río Páez que a su vez  se une al Magdalena en el lugar llamado “Paso de El Colegio”;  aquí  sólo voy a mencionar  los datos más importantes.
El río “Páez” que nace en la laguna de su mismo nombre cerca del nevado del “Huila” y atraviesa de norte a sur todo el territorio, tiene  cerca de su cauce las poblaciones de “Caloto-Wila, Naranjal, Tálaga, Guaquiyó, Avirama, Belalcázar, Guadualejo, Ricaurte, Valencia, La Plata, Itaibe, Tesalia, etc. Y desemboca en el Magdalena  en el lugar llamado “El paso de El Colegio”.  Recibe el tributo de todas las vertientes de agua de Tierradentro que son cerca de 75, de ahí el nombre que le dan los indígenas  de la región: “Yu`wala”, Río grande.  El Caudal de sus aguas  era tan grande que  donde se une  con el Magdalena  en el lugar  antes mencionado,  en tiempo de muchas lluvias, formando una especie de Y, no era fácil  determinar cuál de los dos era más grande. Otra característica  es su corriente, una  de las más vertiginosas del país, dado que en su recorrido de unos  170 kilómetros  baja desde  los 4.500 metros de  altura de su nacimiento hasta su desembocadura a uno 1000 metros.  Esto explica la velocidad con que bajó la avalancha producida  por el terremoto del trágico 6 de junio de 1994.  Y las otras avalanchas de los años posteriores.  Sus principales afluentes  son:
El río “La Símbola”. Nace también en el Nevado del Huila, baja hacia el sur y desemboca en el Páez, cerca de Belalcázar. Es de notar que éste y el anterior son los dos únicos que reciben el deshielo del Nevado, dato importante para los programas de prevención de desastres.
El río “San Vicente”. Nace en las alturas del páramo de Moras, y baja hasta el Páez, al pie del destruido caserío de “Wila” frente al lugar, también destruido, de “Toez”. (El día seis de junio de1994, quedó en la historia de Tierradentro marcando un hito pues el terremoto y el invierno que provocaron las avalanchas de los ríos destruyeron muchas vidas y poblados; la  que  bajo por el “San Vicente” empujó la que traía el Páez y quedaron sepultaron los dos pueblos mencionados.)
El río “Moras”. Nace en el páramo del mismo nombre, baja por cerca de Mosoco, recibe como afluente principal el “San José” cerca de “La Troja” y viene a desembocar  en el Páez, al pié del caserío de Guaquiyó.
                                  El río “Negro de Ullucos”. Nace cerca del Páramo de “Las Delicias”, recibe entre sus principales afluentes “El Guanacas” el “Río Sucio” y el  “Negro” que les dan el nombre a sendas veredas, del municipio de Inzá. Baja luego hasta el Páez  en el lugar llamado “juntas”.
La quebrada de “Topa”  Nace en las alturas de “Moscopán”. Sirve de límite entre los Departamentos del  cauca y  del Huila y rinde el tributo de sus aguas al Páez al pie de Puerto Valencia en el lugar llamado “Las Brisas”, nombre que llevaba el pequeño caserío  que fue arrollado por  el río, con ocasión de un taponamiento de la  Topa.
El río “Negro de Narvaez”. Se forma del río “Negro” y el  “Narváez”. Ambos nacen en las montañas al oriente del Nevado del Huila luego se unen para desembocar al Páez  cerca del lugar llamado “Puerto Nolasco”. Este río sirve de límite entre los departamentos del Cauca y del Huila, mediando entre los municipios de Nátaga  y el  de Páez.
La quebrada de “Barbacoas”  Nace en las alturas que bajan del Huila entre Belalcázar y Riochiquito, baja recogiendo varios afluentes de esta zona montañosa  y desemboca  en el Río “Negro de Narváez,  un poco más abajo de Araújo.
Lagunas
En el territorio de Tierradentro hay varias lagunas; desafortunadamente no se han cuidado, y por la deforestación sistemática y las quemas , su agua se ha disminuido y hasta secado; por su importancia  podemos destacar dos que  permanecen:
Laguna  de “Páez”. Cerca del Nevado del Huila.  Es muy rica en  peces (trucha arco iris) y de un paisaje hermosísimo; está a unos  4500 metros de altura  y allí nace el Río Paez.  El día que a los malos hijo y enemigos de Colombia se les obligue a permitirnos gozar de paz y disfrutar de las bellezas de la patria, este  podría ser  uno de los lugares turísticos más  atractivos, por la riqueza de la naturaleza,  la variedad de plantas exóticas, la belleza del paisaje,  la pureza de las aguas etc. Serían el deleite de los visitantes. 
Laguna de “Juan Tama” famosa por sus leyendas relacionadas con el líder que le da el nombre y que encierra múltiples  mitos  de las tradiciones indígenas. Queda en las alturas cercanas a Mosoco.                                     Reflexión importante sobre la hidrografía                                  Cuando se hace referencia a las aguas de Tierradentro, y se mira la realidad que hoy  se vive en esta región, es imposible no hacer una consideración objetiva sobre el problema que se viene creando aquí.
Tierradentro, como antes se anotaba,  fue una de las regiones más ricas de Colombia  en  agua,  las alturas del nevado del Huila  y las altas montañas de los páramos de Moras, Gabriel López, Las  Delicias, e inclusive  la cercanía del llamado macizo Colombiano etc. destilan vertientes de agua que alimentan todos los afluentes de Río Páez, cuyo caudal recorren vertiginosamente toda  la región hasta  desembocar en el Magdalena; pero  por el gravísimo problema de la tala de las montañas y  las quemas  que año  tras año hacen los nativos,  se calcula que en el año 2000 había perdido el 50% del caudal  hídrico  que existía en 1950, es decir que en 50 años  la pérdida es  de la mitad  del agua;  y  según los técnicos,  de seguir este problema, las montañas  perderían  totalmente  su vegetación  y en otros 100 años,  los habitantes de las montañas tendrían que emigrar, por falta de agua.
Para corroborar lo anterior: la obra  de Belisario Arenas Paz, titulada “Guía geográfica de Colombia” escrita en 1928, al hablar del río Páez dice que era navegable en varios trayectos.  Esto  me lo confirmó un anciano habitante cerca de Paicol, quien me decía: “En mi niñez, con mi padre   llevaba  muchos productos  hasta Neiva  y a otros pueblos; bajábamos por el Páez  hasta el Colegio y  allí entrábamos al  Magdalena, esa entrada era muy peligrosa cuando cualquiera de los dos ríos estaba bravo,  la gente de toda esta región utilizaba el río, como vía para el trasporte, eso sí, los que remaban eran muy baquianos ya que para manejar  las embarcaciones tenían que conocer muy bien el río porque era muy torrentoso y  muy traicionero y son muchos los que se ha tragado, pero el río se ha ido muriendo”.
Esta última expresión dicha con nostalgia por el viejo expresa una dolorosa realidad.  Hoy  el  caudal de agua que lleva el Páez hace imposible  navegarlo con embarcaciones  de ninguna índole  en ningún trayecto de su recorrido.
A las  instituciones estatales, como la Corporación Autónoma Regional del Cauca (CRC) que serían las llamadas a velar  por la conservación de las riquezas hídricas  de la región, lastimosamente, con su organización de burocracia política, no parece importarles lo anterior; las administraciones de los municipios interesados tampoco hacen mayor cosa,  a pesar de que el Páez es una de las dos grandes corrientes que alimentan la represa y la hidroeléctrica de Betania.  La tala de los montes de las cuencas de quebradas y ríos  y sobretodo las quemas  de las  montañas  están construyendo el “desierto” de Tierradentro, como gráficamente  lo ha dicho el Vicario Apostólico, al denunciar por muchos medios esta dolorosa realidad.
Sin duda la malhadada costumbre que se ha tenido en Colombia y que persiste  de manera muy especial en los departamentos del sur , de quemar los bosques para tener tierra de cultivo o para preparar  las siembras, ha traído un problema gravísimo a la región en donde se puede afirmar que en el municipio de Inzá hay ya poquísimos  bosques nativos pero que lentamente  van siendo destruidos por la voracidad de empresas como Cartones de Colombia que compra a los destructores de la naturaleza, y en el municipio de Paez se puede decir que ya no hay bosques nativos.  En la época en la que Monseñor  Enrique Vallejo Bernal, de la Congregación de la Misión (Misioneros Vicentinos) era Prefecto Apostólico, y por gestiones suyas, se hizo un programa que sería de incalculables beneficios y haría de  Tierradentro un emporio de maderas y al futuro abriría grandes posibilidades de trabajo y riqueza, se pretendía sembrar varios millones de pinos, pero después de algunos años se desistió porque (son palabras textuales de un funcionario del antiguo “Inderena”) “ Los habitantes de esta región son pirómanos, siembra que se hace  es siembra que queman”. De este programa quedan pequeños vestigios.                                                          
HABITANTES
En la actualidad, los habitantes de Tierradentro, son ciertamente pluriétnicos, y es muy difícil, sobretodo  con  los “criterios” ambiguos  que maneja el estado, ubicar a los individuos  en los diversos grupos.  Lo lógico sería que  se considerara “Indígena” aquel y sólo aquel a quien  se le pudiera aplicar el significado de la palabra según el diccionario de la lengua que dice así: “Originario del país de que se trata” ; entonces tendríamos:
 “Nasa o Paez” quien tuviera  las dos líneas  de sus ancestros provenientes de los habitantes primitivos  del continente.
“Mestizos”, quienes  tuvieran en cualquiera de sus ramas ancestrales  una mezcla  de sangre  de los extranjeros.
“Negros”, los descendientes de los que trajeron los Españoles, como esclavos para las explotaciones americanas. Etc.. Si  estos fueran los criterios hoy  se tendría  un 19% de  Indígenas paeces; un 72% de indígenas mestizos; un 5% de indígenas negros; 3%  venidos de otras regiones (quizá mestizos pero de otra etnia) y un  1% de blancos.
Pero al atenernos a los criterios  más o menos  manejados por las conveniencias, y por la coyuntura del momento, entonces se habla de  un 75% de indígenas, porque el criterio es el de  considerar indígena a aquel habitante de  la región que vive en zona indígena y que se acoja a las normas de la misma, sin tener en cuenta propiamente la procedencia.  Esta falta de exactitud y claridad en los conceptos trae como consecuencia problemas de  distinta índole. Prácticamente se confunde  el concepto de “Indígena” con el de “etnias” Pero esto, sobre todo después de la  constitución de 1991, tiene un manejo más o menos político de carácter  económico, por las famosas transferencias de los recursos del  estado a los entes territoriales.                              En efecto, los “constituyentes” salidos, un buen número de ellos, ya sea de los grupos subversivos,  o de orígenes del caos político del momento,  sin mayor preparación y con los más diversos intereses personales o de partido, mezclados con otros grupos esos sí, no solo preparados sino   de veras interesados en darle una salida  de paz a Colombia después de tantos años de  guerra, tenían en sus miras algunos ideales fundamentales que se debían salvar, aunque tuvieran que ceder , y de hecho cedieron , en algunos puntos que no eran en el momento, los más importantes;  creo que por eso  le dieron al manejo de la legislación de los grupos étnicos de Colombia una orientación que en mi sentir, los condena a asumir todos los vicios políticos de los partidos que a través de la historia han sido la causa de muchos males del país. La forma de tratarlos, como menores de edad,  con todos los derechos pero sin la responsabilidad de ningún deber, hizo que ellos “antes que colombianos se sintieran indígenas” (Así quedó consignado en la declaración de Jambaló).
El sistema de las transferencias de los recursos del estado a los entes territoriales, al haber igualado los departamentos y municipios con los “resguardos” y al medir los recursos que se les transfieren según los censos que ellos presentan,  cifras que pueden ser hábilmente manipuladas, dado que muchas personas se hacen inscribir en los resguardos, sin ser propiamente de la etnia, para gozar de los beneficios que los eximen de muchas leyes, propicia enormes abusos. Es necesario precisar que las transferencias en sí, son muy buenas, lo que falla fundamentalmente es que carecen de verdadero control en el sistema de asignarlas y en la forma de gastarlas.

ORIGEN DE LOS PAECES
Para  poder  estudiar un poco  de dónde vinieron los habitantes  que encontraron los Europeos cuando llegaron a Tierradentro,  y cómo se dieron los procesos de mestizaje, es interesante echar  una ojeada aunque sea somera a lo que dicen los entendidos  sobre la población de América,  y repasar un poco los acontecimientos que originaron los desplazamientos, de dentro hacia fuera y de afuera hacia adentro, porque a través de los años  ha habido flujos y reflujos de  los pobladores en las distintas áreas del territorio del  Nuevo Mundo. No deja de ser muy complejo y  es muy difícil el  precisar fechas, pero para  tratar de comprender  el origen de los habitantes de Tierradentro,  voy a tratar de organizar un poco los datos.
Lo que he podido leer sobre los  Paeces,  casi siempre se refiere no a sus orígenes sino más bien a  describirlos  tal como los  percibían  los   europeos  cuando hicieron contacto con ellos, comparándolos con otros grupos; casi siempre  la calificación se refiere a las capacidades  bélicas de los grupos  y a la resistencia que opusieron  contra el injusto invasor.  Y es curioso  cómo los españoles les daban el calificativo de “caribes”  prácticamente a todos los grupos que resistían a la violencia de la invasión, señalándolos de  bárbaros, belicosos y caníbales, y de esta manera  generalizaban la calificación a  los grupos  que en distintas regiones les opusieron resistencia,  entre ellos los Paeces.                                  Casi siempre, los estudios que se han hecho sobre los habitantes de la región de Tierradentro tratan tangencialmente la prehistoria  del pueblo Páez, porque la mayoría de los estudios  han tenido como objetivo el buscar el origen de la cultura que se manifiesta en  los  Hipogeos (cementerios subterráneos de San Andrés de Pisimbalá) y buscando las relaciones que habría con  las manifestaciones culturales de San Agustín.
Los  estudios arqueológicos  que  se han publicado, entre otros: los de Hernández  de Alba , Nachtigall,  Long y Yagüez , Pérez de Barradas  etc. prácticamente sólo tratan de los Paeces para llegar a la conclusión de que no fueron los ellos los constructores de los hipogeos  ni tienen  nada que ver con la cultura agustiniana  llegando a la conclusión de que ésta es muy anterior a la presencia de los Paeces en la región.                   De todos modos y aunque  haya sido de manera muy simple  se han tejido dos teorías sobre el origen de los pueblos  que  encontraron en Tierradentro los europeos, y que forman los ancestros de los  nativos  actuales de esta región, y  de los que posteriormente a la llegada de los españoles se asentaron en las márgenes occidentales de la Cordillera y que hoy forman los pueblos cercanos a Popayán, como Totoró,  Jambaló, Pueblo Nuevo, etc…                                       La primera: Es la que expone Carlos Cuervo Márquez,  en su monografía sobre varias tribus colombianas (1956, pag. 256)  Afirma que “el origen de los paeces es caribe,  y  llegaron a  las alturas  de la cordillera de Tierradentro, después de un largo viaje  por el valle del  Magdalena.”                                      La segunda: es la de que  se trata de  un grupo más bien  de origen chibcha; que  bajaron de la altiplanicie de Cundinamarca y remontaron por el Magdalena para llegar hasta  las orillas del Páez. Teoría esta que no tiene mayor asidero.
 La primera, que, entre otros, expone el Dr. Cuervo,  parece ser la más probable en relación con el origen  del pueblo  Páez : “los paeces, de origen Caribe, llegaron a la cordillera central después de un viaje por el valle del Magdalena” (Carlos Cuervo 1956- 252); pero cuando él dice “ después de un largo viaje por el valle del Magdalena”  uno se queda  con la duda si se refiere  a un viaje de Norte al Sur  desde las costas de Barranquilla  y remontando  todo el recorrido del río hasta llegar a Tierradentro, como dicen algunos, o se refiere  al recorrido  por el alto Magdalena desde las cercanías de Neiva hacia arriba. El autor, al hacer la afirmación sobre la procedencia de los Paeces prácticamente se basa en las características de belicosos  y caníbales, pero  no se detiene  a expresar otras  razones.
Teorías de algunos historiadores
Muchos historiadores han hablado y a veces con distintos criterios sobre el origen de los Paeces; antes de exponer lo que  yo he deducido de mis estudios voy a transcribir algunas de las afirmaciones que me he encontrado en las diversas lecturas:
Cuervo M.C,   en “Los paeces, estudio arqueológico y antropológico”  dice que “Antes de la conquista y de que los paeces ocuparan la región de Tierradentro, ésta estuvo sin duda, habitada por un pueblo de una elevada civilización -pueblo escultor-, quizá relacionado con otra cultura cercana, la de San Agustín. Se encuentran altos relieves tallados en piedra y los famosos hipogeos o tumbas subterráneas  que indican una fuerte religiosidad centrada en el culto a los difuntos. Es la famosa necrópolis de San Andrés de Pisimbalá. En estas tumbas se han encontrado objetos de cerámica  muy bien trabajados, de formas elegantes, y objetos de oro similares a los que tenían las tribus que habitaban al norte del departamento del Cauca y en la región de Antioquia.
Se cree que los antiguos pobladores de Tierradentro habitaron esta región desde los alrededores del año 500 después de Cristo, y de los restos hallados en las excavaciones arqueológicas se infiere que éstos tenían las mismas características físicas de la comunidad indígena paez que la habita actualmente: una estatura promedio de 1.65 metros, complexión robusta de miembros cortos y fuertes , con amplio tórax y cara de pómulos salientes y fuertes mandíbulas; su aspecto externo debía ser igual: tez cobriza, pelo negro lacio y grueso, ojos oscuros y rasgados, manos cortas y gruesas al igual que los pies.

El historiador José Pérez Barradas (1943: 125) sitúa los comienzos de la habitación de los paeces en Tierradentro, en el siglo XIV. Algunas investigaciones arqueológicas posteriores concuerdan con esta fecha, lo cual quiere decir que llegaron dos siglos antes de enfrentarse a los conquistadores españoles.
Carlos Cuervo Márquez (1956: 269) considera que los paeces son de origen Caribe, y que llegaron  a  la  cordillera  central después de un viaje por el valle del río Magdalena.  Este historiador  prácticamente basa su hipótesis en el hecho de que las crónicas los describen como belicosos y como caníbales. Argumento que, como antes lo anotamos , era frecuentemente utilizado por los españoles, quienes aplicaron la etiqueta  «Caribe» a toda nación que ellos quisieron exterminar o esclavizar (Friede 1953: 93). Fray Pedro Aguado que tal vez sea el mejor cronista de Tierradentro,  dice abiertamente que los paeces no eran antropófagos, sino que parecían serlo por su costumbre de tomar las cabezas de sus enemigos como trofeos de guerra (Aguado 1956: II: 509). Además, habla de las muchas similitudes entre paeces y pijaos, siendo los últimos de origen Caribe; según Aguado, los pueblos conquistados por este grupo eran incorporados a la nación Pijao, adoptando, por lo tanto, muchas de sus costumbres. Durante la época de la invasión española, los pijaos se encontraron en un proceso de conquista del territorio páez y por esto, muchos paeces no mantenían buenas relaciones con estos invasores Caribes(Joanne Rappaport, pg72).
El  Padre David González, que trabajó muchos años en Tierradentro, escribió un libro sobre Tierradentro;  dicho libro se lo robó la Editorial “La rueda suelta”, que lo publicó con el título de “Genocidio de los Paeces” y le hizo algunas interpolaciones  muy poco afortunadas y por demás tendenciosas , (lógico que este robo quedó impune)  Para el Padre González  hacían parte de la gran familia Caribe que se dividió en numerosas nacionalidades: Yalcones, Andaquíes, Guarapas, Cozansas, Timanaes, Nátagas, Coyaimas, Natagaimas y Panches. Agrega que ocuparon el Alto Magdalena y que eran antropófagos feroces. Citando a Rodríguez Freyle, uno de los soldados de la conquista, asegura que los paeces y los pijaos como vecinos que eran, hacían causa común en las guerras y contraían alianzas de parentesco. Dice que los paeces actuales tienen las mismas características de los Caribes: 1.60 de estatura, color bronceado, cuello corto, espaldas anchas, ágiles piernas, espíritu belicoso y cruel, poco trabajadores. (P. González Los Paeces o genocidio, La Rueda suelta, pg. 28).
En los estudios actuales hay la tendencia a creer que los paeces fueran una etnia de la selva tropical, que migró hacia la cordillera, aproximadamente dos siglos antes de la llegada de los europeos. Se tiene  como sustento de la afirmación:
1º La evidencia arqueológica que demuestra que los paeces eran recién venidos a Tierradentro,  no reemplazaron a la cultura que construyó los hipogeos varios siglos antes de la invasión española.
2º Al examinar las relaciones inter-tribales del Alto Magdalena y de la cordillera adyacente en el siglo XVI, se puede afirmar que los paeces mantenían relaciones más estrechas y más cooperativas con sus vecinos de las tierras bajas, que con las tribus de la sierra, tales como los guambianos. Al ascender a la cordillera, llegaron más y más próximos a las tribus andinas. Pero según Friede (1953: 140), siguieron viviendo en el Alto Magdalena, compartiendo una frontera con el territorio de Timaná. El área más extensa  de habitación páez de esta época, eran las vegas cálidas situadas a una altitud más baja que la que ocupan los asentamientos modernos, lo que los obligó a pasar del cultivo de la yuca brava -mandioca, de la selva tropical-, al de la yuca dulce y del maíz.
3º Pero la evidencia más persuasiva para la hipótesis del origen selvático de los  paeces proviene de su mitología. En Togoima y en Lame cuentan de una serpiente sobrenatural que se come a la gente y luego de atraparla la cortan en varios pedazos que caen a los ríos Páez y Moras, respectivamente. Si se contemplan estas serpientes fragmentadas como seres animados, parecen estar nadando, cabeza arriba, hacia las cabeceras de los dos ríos. En el mito de la creación de los Tukanos del Vaupés se narra el viaje de una anaconda celestial que nada río arriba, mientras deposita a los ancestros de los grupos sociales indígenas modernos en varios puntos a lo largo del curso del río; en otras variantes el mismo animal se transforma en los antepasados de los indígenas. (Bidou 1972, Reichel 1971).
Mi posición con relación al origen de los Paeces
Al leer  todo lo que los historiadores afirman, uno queda con la sensación de que no había un interés por encontrar su verdadero origen, esto prácticamente no era su opción, por eso la mayoría de las veces se contentan  con describirlos y por eso los comparaban con otros grupos para hablar de sus costumbres, de su religión de su vivienda etc.
Yo voy a remontarme al origen de los habitantes de América para seguir el paso de ellos y tratar de encontrar el camino de los paeces.
Las teorías sobre el camino que tuvieron los primeros pobladores de América,  son varias  y muchos los estudios que se han hecho al respecto, igualmente  en relación con la época en que llegaron los  primeros habitantes; yo voy a basarme  en una de las teorías, que creo que es más lógica, para encontrar el origen de los pobladores  de la región a que me estoy refiriendo. Admitiendo que hay otras teorías  que manejan muchas probabilidades  de que también pudo haber  habido otros caminos por el sur  por donde pudieron entrar habitantes para esta región del mundo.
La teoría más probable  sobre el origen de los pobladores de América, es la que afirma  que llegaron por el estrecho de Bering, este es un brazo de mar que está en el extremo oriental de Asia (Siberia) y el extremo occidental de América del norte(Alaska) el nombre se debe a Vitus Bering explorador Danés que lo cruzó en 1728, aunque por primera vez ya lo había explorado el ruso Simón Dezhniov en 1648; según, pues , esta teoría los habitantes de América cruzaron por allí aprovechando el famoso período Glaciar y la congelación del mar ocurrida  hace unos 12.000 años. La distancia  del estrecho es de unos 64  kilómetros.               A  través  de miles de años se fue poblando toda  esta región de la tierra, se fueron diversificando las lenguas y las costumbres, merced a la diversidad de climas, de exigencias, de ambiente  etc…; también es muy probable que no fuera una sola emigración la que  hizo el recorrido por el estrecho;  seguramente que  varios grupos humanos  se internaron en las regiones de todas las Américas y a través de los siglos sufrieron los rigores de fenómenos naturales y  cataclismos que los aislaron unos de otros . Muchas son las teorías y no pocas las suposiciones que se hacen para explicar la diversidad tan grande de características y dispersión de  los muchos grupos humanos que se encontraban en América  cuando los Europeos descubrieron su existencia. No faltan quienes defienden la teoría de que  pudo haber otras incursiones por el sur, lo que explicaría la presencia de los grupos humanos en el sur tanto de Chile como de Argentina y Brasil. En fin, para  resumir digamos que los Antropólogos y estudiosos los han clasificado en grandes grupos  por diversas características; uno de los criterios de clasificación ha sido reunirlos por familias lingüísticas. En esto también han sido muchas las teorías.                                    Uno de estos grupos  fue el de  “Los Caribes”. Los pueblos indígenas pertenecientes a la familia lingüística caribe, ocupó diversas zonas del continente americano. Cuando llegaron los europeos los encontraron  en las antillas, en Centro América, en las costas del norte de Colombia y en las del oriente de Venezuela hasta cerca de la desembocadura del río Amazonas. Es fácil suponer que el desplazamiento que fue haciéndose desde Centro América por las costas que precisamente en Colombia se llaman del Caribe, nombre que también se da en estos lugares al Atlántico y que pasaron luego a las costas de Venezuela en donde fueron muy numerosos e inclusive  sustituyeron a otros grupos  que había en la región, entre otros los  que llamaban Arawac.                          Pues bien, se sabe que hubo un  asentamiento importante y muy numeroso en el valle del río Orinoco,  probablemente  a finales del siglo XII y principios del XIII. Allí se cumplía  el fenómeno de flujo y reflujo de  los  pueblos y el desplazamiento se iba haciendo en la medida en que  iban requiriendo más espacio  para la supervivencia.
Los Caribes no estaban organizados en estructuras jerárquicas bajo el mando de un jefe, sino en pequeños grupos de familias entre las cuales como es natural se destacaba un líder, pero que no tenía más autoridad que la que le daba su capacidad de liderazgo.   Realmente  siempre fueron descritos como un pueblo guerrero.  Inclusive a partir de las descripciones que hizo Colón. Y como de ordinario se tiene la tendencia a generalizar, desde el momento en que se menciona  que algún grupo es descendiente de los “Caribes”, ya se le atribuyen  todas las características, de guerreros, de antropófagos, de indomables y crueles como se los describía. Y en esto hay mucho de verdad y hay mucho de leyenda.
Si uno trata de seguirles el paso en el proceso de  sus desplazamientos   y a partir de épocas ir entendiendo un poco su historia,  podemos verlos así:
Época Primitiva                                                             La organización  de los Caribes  no era  jerarquizada y por lo tanto no dependían de un jefe único, como se anotó antes,  y esto  les permitió diseminarse por toda la costa  y entrarse  por distintas partes,  y más todavía adaptarse a la  situación  que  se presentaba  según los lugares por donde se desplazaban,  parece que tenían  la característica de  “nómadas” de manera que inicialmente eran más pescadores que  cazadores y recolectores , pero salidos de la costa  siguiendo ordinariamente las cuencas de los grandes ríos empezaron a  ser también cazadores y recolectores y no parece ser que inicialmente  fueran tan belicosos como los describieron.  Esto puede tener una explicación más lógica. Cuando los diversos grupos en América,  de diferentes etnias,  en sus desplazamientos o en sus correrías para cazar se  encontraban con otros grupos que estaban en las mismas condiciones con frecuencia tenían muchos conflictos, ya que  las lenguas ya eran muy diferenciadas y se puede uno imaginar la dificultad para entenderse,  por eso adquirían cierta destreza bélica,  Además los cazadores de la selva adquieren la capacidad  de desplazarse por ella sin ser notados y aún en la noche; de esto pude yo darme cuenta en mis largos años de vida en Tierradentro; yo les decía a los muchachos indígenas  en son de chanza “Ustedes  ven en la noche lo mismo que los caballos” Pienso también que esta capacidad  fue la estrategia que utilizaron posteriormente en la guerra, y que les permitió escapar por mucho tiempo al sometimiento de los europeos, y también evadir a otros grupos a lo largo de sus desplazamientos. Por eso describía  Pedro Cieza de León, en su libro Crónicas del Perú,  a los habitantes que encontró a su llegada a Tierradentro:
Y a la parte oriental está así mismo la muy porfiada provincia de los Páez que tanto daño en los españoles han hecho, la cual tendrá seis o siete mil indios de guerra. Son valientes, de muy grandes fuerzas, diestros en pelear, de buenos cuerpos y muy limpios, tienen sus capitanes y superiores a quienes obedecen; están poblados en grandes y muy ásperas sierras: en los valles que hacen tienen sus asientos y por ellos corren muchos ríos y arroyos. Tienen para pelear lanzas gruesas de palma negra, tan largas que son de veinte y cinco palmos y más cada una, y muchas tiraderas de las cuales se aprovechan a sus tiempos. Han muerto tantos y tan esforzados y valientes españoles, así capitanes como soldados, que pone muy gran lástima y no poco espanto ver que estos indios, siendo tan pocos, hayan hecho tanto mal, aunque no ha sido culpa grande de los muertos por tenerse ellos en tanto pensaban no ser partes estas gentes a les hacer mal, y los indios quedasen victoriosos; y así estuvieron hasta que el adelantado de Sebastián de Belalcázar con gran daño de ellos y destrucción de sus tierras y comidas los atrajo a la paz.[2]

 Juan de Velasco, en su “Historia del Reino de Quito en la América Meridional” describía a estos indígenas  diciendo que el patrón  de poblamiento respondía a una estructura social de libre agrupación alrededor de un jefe o Cacique que carecía de dominio  sobre los miembros del grupo, sólo con ocasión de la guerra se unían  los caciques y grupos y tomaban un jefe único. Pero pasado el peligro,  cada grupo vuelve a vivir sin estar sometido. Este rasgo característico ayuda a comprender el comportamiento de esos pueblos  y el de sus descendientes actuales, lo mismo  que la forma como fueron poblando las regiones.
Lo que parece ser más lógico y que concuerda con  muchas  otras circunstancias, es que el grupo  inicial de los Paeces que llegaron a Tierradentro provenía ciertamente de los caribes y precisamente de esa población del  valle del Orinoco.  Si miramos el mapa de Colombia  podemos imaginarnos  el desplazamiento que fueron haciendo distintos grupos, no necesariamente al mismo tiempo, y que posiblemente no eran numerosos                                    Siglo XII
Saliendo pues de los  valles del Orinoco,  quizá no antes de  la segunda  mitad del siglo XII, seguramente  entraron  por el río Guaviare  y fueron remontando sus aguas; y es de suponer que  esos desplazamientos  los iban haciendo  poco a poco, aprovechando la pesca y la caza para su sostenimiento y  como ordinariamente  lo hacen los pueblos nómadas, quedándose  tiempos más o menos largos, seguramente de muchos años,  en los distintos lugares donde acampaban y donde comenzaban a aprender a sembrar. Más o menos siglo y medio o dos siglos  dura ese recorrido
 En tales desplazamientos, en una América ya muy poblada por grupos de nativos,  con frecuencia  se encontraban con otro grupo indígena que por otro camino había llegado allí. Y en muchas ocasiones, se originaban  enfrentamientos y guerras entre ellos, pero también  quizá uniones de grupos.
  Siguen pues por el alto Guaviare, que  hoy,  en Puerto Arturo, toma el  nombre de  “Guayabero”; con el tiempo trasmontan la  cordillera y descienden  al valle del Magdalena un poco más arriba, al sur de Neiva,  quizá  por la región en donde hoy está Algeciras,  y continúan  su desplazamiento por el  río Magdalena  hacia arriba. Allí posiblemente  se encuentran con los grupos de los Pijaos con los que tienen  enfrentamientos  y quizá esto los obliga a remontar el Magdalena  hasta encontrarse  con la desembocadura del  Río Páez  algunos grupos  suben por sus márgenes  y otros  siguen por  el Magdalena. Esta es la explicación de lo que escriben Juan Velasco y otros cuando hablan de paeces en diversos lugares
Siglo  XIV
 Lo cierto es que las primeras noticias que de ellos tienen los españoles  se sitúan en la segunda mitad del siglo XIV cuando se menciona que:  “se encontraron con asentamientos  paeces  cerca de  Timaná ,  en  las márgenes del río La Plata, y en  las  márgenes y alturas  del río Moras” ( Swin, Chinas, Chjamb·wala o Vitoncó).  Juan Velasco registra la existencia de estos asentamientos y los describe diciendo que en las vegas del alto Magdalena  y alrededor de La plata  viven los “menos rústicos”, compartiendo fronteras  con el territorio de Timaná.  Y en las riberas del Río Páez  y en el curso del bajo Río Moras  (el Actual Tierradentro) donde los “más rústicos” se están estableciendo.
Por eso, volviendo  al recorrido de los desplazamientos, y como ya habíamos insinuado  que al trasmontar las alturas cerca a Neiva y llegar al valle del Magdalena, por estos lugares ya  había grupos de  los “Pijaos”,  tal vez  por esto algunos grupos de paeces  toman más bien la margen izquierda subiendo por el Magdalena, y otros suben por el nuevo río  que encuentran: el “Páez”, y luego “La Plata”; por eso los cronistas  cuentan el hecho de que cuando  llegaron los españoles encontraron en dichos lugares  varios asentamientos de Paeces  y   cuando establecen y fundan el pueblo de La Plata son éstos los que lo  atacan y lo destruyen.
 Pero antes de esto las luchas con los vecinos “Pijaos” y la necesidad de aislarse de ellos fue lo que obligó  a algunos grupos a subir por  las  márgenes del Río Páez, para guarecerse  y para buscar tierras  para sus cultivos;  se establecieron entonces en las mesetas de las montañas: Chinas, Swin, Vitoncó, Lame, Calderas, Togoima.
Juan de Velasco en “La Nación de los Páez” los describe diciendo : “Esparcidos por las cumbres de las montañas, fabricaban  sus casas sobre las peñas más fragosas e inaccesibles  para que estén naturalmente defendidas de sus enemigos”. Y Castillo dice “Hacia 1538 llegan los primeros españoles  a Tierradentro. Los paeces habitaban las vegas del valle de La Plata, las riberas del río Páez y en la sierra, el curso del bajo Moras. En la región de Tierradentro, las colonias paeces se ubicaron en las localidades hoy conocidas como Avirama, Suin y Wila; pero eran pequeños núcleos de población, pues ya estaban acostumbrados a vivir dispersos (Bernal 1968, Hazañero 1645: 211). En la mayoría de los casos, los paeces se radicaban en una localidad durante un periodo fijo, ya que acostumbraban abandonar sus casas después de que muriese alguno de sus habitantes (Castillo 1877: 86, Rodríguez 1684: 73).[3]
Esto debió hacerse por la mitad del siglo XIV, la razón es fácil de deducir, pues por una parte la adaptación a las tierras frías se  tuvo que hacer lentamente y por otra la hilera de páramos  “Moras, Guanacas, Las Delicias etc. constituían una barrera  natural  con la vertiente  occidental de la  cordillera en donde tenían su asiento los “Guambianos”.                                                        También se deduce fácilmente que todos los asentamientos de los paeces que están cerca de Popayán,  es decir en la vertiente occidental de la cordillera  tuvieron origen, en tiempo posterior a la  llegada de los españoles a ese lugar, y se debió a la “Colonización” y otras causas cuando los grupos nativos  del valle de Pubenza  y sus alrededores  habían casi desaparecido como lo vamos a ver.
Cómo fue el origen  de los asentamientos paeces que  se encuentran  hoy  al otro lado de la Cordillera,  en Jambaló, Pitayó, Totoró, etc? Tenemos que ir a las distintas épocas por las que ha corrido la historia de Colombia: principalmente la  época de la “Colonización” completada luego con la época de las “Guerras republicanas” después de la  independencia.
Siglo XVI
A partir del siglo XVI  se dan en la historia de Colombia y relacionados con la historia de Tierradentro una serie de  datos y  acontecimientos que fueron determinantes en la Historia de la región,  vamos a enumerar algunos  que fueron más sobresalientes:
 1535: Sebastián de Belalcázar funda la ciudad de Popayán y abriga el propósito de encontrar un camino para comunicarse  con la expedición  de Jiménez de Quezada  que habiendo subido por el rio de La  Magdalena había llegado hasta  Honda, y  desde allí,  había subido hasta el Altiplano de Bogotá y luego sus lugartenientes siguiendo por el mismo río ya habían llegado hasta las  cercanías de Neiva; pero  el fundador de Popayán se encuentra con la barrera de los  belicosos indios paeces, asentados en las alturas de la cordillera que divide las vertientes del Cauca y el Magdalena, y le impiden esa comunicación.
 1536: Pedro de Añasco, fundador de la población de Timaná-Huila, se hace reconocer como Teniente Gobernador de la misma y obtiene de la autoridades españolas la facultad, por demás infame, de repartir y organizar los indios en encomiendas entre los principales vecinos, entrega ganados, herramientas y semillas, para recibir tributo. Reparte los indios y les impone a éstos también cargas y tributos. El hijo de la cacica Gaitana desobedece las órdenes del jefe español contra el cual se rebela, es  entonces tomado preso y es quemado vivo a la vista de todos, para dar un castigo ejemplar que sirva de escarmiento y así poder asegurar la obediencia por medio del miedo.  La cacica Gaitana y el Cacique  Pigoanza se reúnen con otros caciques  y  preparan la venganza. Con cerca de cinco mil paeces  se enfrentan al español.  Añasco es tomado preso y entregado vivo a la cacica, ella con sus propias manos le saca los ojos y perforándole entre la boca y la barba lo sujeta con un dogal y lo lleva de tribu en tribu para hacer grandes fiestas; en cada lugar le corta un miembro del cuerpo hasta que fallece. Es lo que recuerda el monumento que se levanta en una de las avenidas de Neiva. Una antigua tradición, en Avirama, refería que la Gaitana había sido cacica de su pueblo y el recuerdo de ella los llenaba de entusiasmo, los inflamaba en patriótico orgullo.
Juan de Ampudia, Gobernador de Popayán, marcha a Tierradentro para vengar la muerte de Añasco pero es también vencido y asesinado en la cruenta batalla sostenida junto a la quebrada de Coquiyó.
En 1537, se  reunieron  en el altiplano chibcha los famosos tres capitanes: Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar lugarteniente de Pizarro, y Nicolás de Federmán,  empeñados en  buscar caminos  de enlace entre unos y otros. El primero  había llegado por todo el Magdalena  hasta Honda y subido para fundar a Bogotá, luego sus subalternos habían subido río arriba por el Magdalena.   Sebastián de Belalcázar, enviado por Pizarro, había venido desde el Ecuador había fundado a Cali y Popayán y con el propósito de entablar comunicación con la expedición  de Quezada y Federmán que habían viajado desde  Venezuela por los llanos  arriba hasta Bogotá para establecer  comunicación entre las expediciones de los dos primeros. Los dos grupos,  el de Quezada y Belalcázar,  tenían como medio de orientación y de trasporte  un gran río, el Cauca uno y el Magdalena el otro, pero existía la formidable barrera de la cordillera y la tremenda resistencia de los pueblos nativos, que les impedían comunicarse. Belalcázar  había subido del sur tomando el camino del Valle  y el  del Quindío para subir al Altiplano; desde Santa fe  se hacen las incursiones por el Magdalena  y tienen ruta abierta sólo hasta Tocaima.                                     En 1540  Belalcázar, empieza a trabajar  para conseguir que se dé a Popayán la sede de  una nueva “Audiencia” para no depender de la de Bogotá por las dificultades de la comunicación, hace un viaje a España de donde regresa en 1541 con el título de “Adelantado del Nuevo Reino y gobernador de la nueva Provincia de Popayán, Guacacayo y Neiva”, anexa el territorio de Tierradentro a la  Gobernación de Popayán en su control administrativo. Sin embargo no  consigue su propósito de la  sede de la “Audiencia”, que en  último término se concede a  Quito. Así queda frustrada su idea.
 Era pues necesario integrar la nueva Provincia de Popayán a la Audiencia del Nuevo Reino en Bogotá y ver la forma de quebrar la resistencia indígena que impide establecer comunicación más directa con Santa Fe.  Porque en ese momento, sólo se podía utilizar el difícil camino del Quindío.
 1541: Sebastián de Belalcázar,  pretende  establecer el camino por el páramo de Moras y Tierradentro para salir al Magdalena. Pero en vista de la constante intranquilidad y alarma con  que los paeces tenían las provincias de Timaná y Popayán resuelve ir personalmente para acabar con la insolencia de los nativos y vengar a su lugarteniente Añasco, que había sido tomado preso, torturado y ejecutado por los Paeces como se dijo anteriormente. Preparó, pues, cuidadosamente una expedición de cerca de 200 hombres en la que participa lo más granado de los conquistadores. Subió por el páramo que hoy se llama  “Moras” , descendió por las márgenes del río que lleva ese mismo nombre y comenzó a bajar por el Río Páez;  en su travesía iba sometiendo a los diversos pequeños grupos indígenas, que no oponían mayor resistencia, pero que se iban agrupando y se reunieron en “Tálaga” allí en un lugar estratégico por el que necesariamente tenía que pasar, y que era un cañón estrecho; los indígenas lo atacaron desde el famoso “Peñón de Tálaga” desbarataron y mataron la mayoría de sus soldados, y él, derrotado y humillado, a duras penas pudo huir y llegó a Popayán, con poquísimos de sus hombres..
 En 1562, el Capitán Domingo Lozano, pide permiso para fundar “Una población de Castellanos” entre los paeces  para que “Haciendo frontera fuera plaza de armas” y  según el Padre González, “entrando por Pitayó, Moras y Vitoncó  fue reforzado por Diego del Campo Salazar  que entró por la senda de Paniquitá – Totoró a lo largo del Río Palacé  y llegó por el río Ullucos y ocupó la ranchería de Guanacas”.
Se funda pues el 13 de enero la población de San Vicente Ferrer de los Paeces  en honor del santo español que en aquellos tiempos era invocado con fervor por los conquistadores; y le agregaron el  de “Páez”, por ser el nombre del jefe de las gentes y el señor de esas tierras. Pero la vida de la población dura sólo 9 años, ya que los indígenas,  coaligándose,  la destruyen en 1571, pereciendo en ella el mismo Capitán Domingo Lozano. Luego arremetieron contra  Diego del Campo Salazar en Guanacas, que había llamado a la guerra y que pidió refuerzos a Popayán pero todo se perdió frente a la arremetida de los Paeces, que lo destruyeron y se dirigieron  hacia Popayán destruyendo los caminos que la unían con Cali.  Quedó cortado el paso entre los  valles  del Cauca y del Magdalena.
 1577: el 17 de junio los Paeces toman y destruyen no sólo la  famosa  mina sino tambi{en la población de  La Plata que había sido fundada por Don Diego Ospina Maldonado el 5 de junio de 1551.  De allí nace la leyenda de que los indios habían llevado mucho oro y plata e inclusive los ornamentos y vasos sagrados y los habían escondido en un  lugar hasta hoy desconocido,  Por eso Don Juan de Castellanos dice: “Quedaron los Paeces con su honra, libres de vasallaje y servidumbre y en plena libertad, sin que consientan extraño morador en su provincia”.
1581:  El capitán español Bernardo Arias Saavedra funda la población de La Mesa de Santa Bárbara de Toes para reedificar la ciudad de San Vicente Ferrer de los Paeces.
Antes de entrar al nuevo siglo, es preciso adelantar algunos acontecimientos que realmente tuvieron una gran importancia en la historia.
Mientras todo lo anterior sucedía  en las regiones descritas, al mismo tiempo en  Popayán se desarrollan algunos procesos que van a jugar un papel determinante en el establecimiento de algunos grupos de Paeces en la vertiente occidental de la  cordillera  y en el apaciguamiento de  la guerra.
Los procesos de lo que se llamó “La colonización” se operaba por medio del  famoso sistema de las “Encomiendas”, que  comienzan cuando a partir de  1550 se establece en Popayán  la colonia.  El sistema consistía en que  se obligaba a los indígenas a reunirse en colonias, y se les asignaba una porción de tierra, los famosos resguardos;  la otra tierra se entregaba a los “Encomenderos” y a otros personajes. Los indígenas de las encomiendas debían pagar un tributo que se cumplía por medio del trabajo en las tierras de los  encomenderos y estos debían velar por la doctrina de la gente de la encomienda. Por eso nombraban  unos “Doctrineros” para que cumplieran esa función y por eso aparecen muchas veces los  Sacerdotes como “Doctrineros”,  y por eso , por ignorancia o por malicia muchas veces  se acusó a la Iglesia de haber sido el instrumento  que utilizó España para someter a los indígenas.
 En el Resguardo se les permitía tener unas autoridades con nombres españoles que inclusive se mantienen hoy como “cabildo”, “capitán”, “alguacil” etc. En varios documentos de entonces  aparece la figura de “un cacique principal y muy mandón” como de “su hermano el cacique Calambás” que además de su  poder de mando estaba muy relacionado con los  paeces;  en efecto, si nos atenemos a lo que relata  Fray Pedro Aguado,  en los momentos de la conquista  muchos  indígenas se refugiaron en  las tierras de ellos, (habla de las montañas escarpadas  en donde  tenían asiento algunos grupos) huyendo de los españoles  y esto fue lo que sucedió  con “Don Diego Calambás”  En la crónica de Aguado  se afirma además “ que  el cacique principal de Don Francisco de Belalcázar, Calambás, (en español Don Diego) accede a proveer de indios, de maíz y demás mantenimientos y bastimentos para la guerra contra los Paeces” y dice:  “Había estado retirado en ella  por temor a los Españoles que habían poblado aquella tierra y tenía noticia y conocimiento de todos los indios que en  ella había” y añade:  “Y tomando el propio cacique otros muchos indios de guerra consigo,  se entró con Juan de Olmo a la ciudad de Páez a ayudarlos a sujetar y pacificar  con autoridad y gente, que era mucha, a aquellos rebeldes y obstinados indios”.
Como consecuencia de estas incursiones guerreras que eran como de exterminio se produjo un hecho que fue definitivo y origen de los desplazamientos de paeces a  los alrededores de Popayán. Citamos a Fray Pedro de Aguado refiriéndose  a los pueblos  indios  involucrados en esta contienda:  “Trataron  entre sí de confederarse con los españoles  por mano de don Diego, cacique de Guambía, que en el pueblo había quedado enfermo, a quien ellos mucho tiempo antes conocían por haberlo tenido en su tierra, usar y gozar de aquella paz pudiesen y con ella atajar  tan innumerables daños que cada día les venían a cuestas; y así le enviaron todos  los más principales mensajeros a don Diego para que los españoles y su capitán se asentase la paz. Y como este principal en alguna manera quisiese gratificar a los Páez  el beneficio que en otro tiempo se le había hecho en aquella tierra tomó la mano en el negocio. Hizo que le escribiesen cartas  al capitán Domingo Lozada  para que no pasando adelante con la  guerra  que iba haciendo, se volviese al pueblo, donde todos los indios de la tierra  los vendrían a servir y a reconocer”.
Es así pues  como se dan los desplazamientos de los Paeces a las regiones  que hoy circundan  tanto la Guambía como a Popayán. De entonces (1572) en adelante se encontrarán muchos documentos tanto en los libros capitulares de Popayán como en los relatos  de corregidores y demás cronistas  que dan cuenta de  estos nuevos habitantes de la región,  de la necesidad de ubicarlos, e inclusive  de los enfrentamientos que tuvieron con los de Guambía.

Rotos los  caminos de relación  entre Popayán y el Valle del Magdalena  ya que los  pasos de Guanacas, Moras y Toribío estaban llenos de peligro por los que los Españoles llamaban “indios de guerra”, no quedaba otro camino que defenderlos militarmente y es así como  se  construyen fuertes en Guambía y en Guanacas con miras a la defensa de la ciudad. Pero los españoles  tienen que usar el antiguo camino del Quindío para  las relaciones con Santa Fe.   
El continuo movimiento de la población se prolongará  a lo largo de los años  en un flujo y reflujo  de intercambios según las circunstancias. Los que no querían someterse a la colonización de las encomiendas se desplazaban  a las regiones orientales de la cordillera, pero otros se plegaban a las nuevas instituciones y fueron formando los grupos de paeces que dieron origen a los pueblos de la parte occidental de la cordillera. Es pues una realidad que las “encomiendas y los encomenderos” contribuyen poderosamente a tales asentamientos.
En el pensamiento de los españoles, había diversidad de criterios en cuanto a la realización del establecimiento  de los conquistadores en la región.  Los desastres de  las fundaciones por un lado pero las crueldades  e injusticias por otro llevaban a posicionarse  en sitios  distintos Unos pensaban que debía hacerse una “guerra de exterminio”;  es lo que aparece  en los propósitos y la práctica de Juan de Borja cuando, considerados los desenlaces que habían tenido las fundaciones de las Villas de Timaná, de San Sebastián de la Plata y de Caloto, entra a resolver las cosas : “esta vez  se trata de una tala física de plantíos  y de indios”  por  todas partes. Esa es la forma como llega en 1623  a Itaibe, y en la batalla  del Valle del maná vence a los Paeces y sus aliados, y sus procedimientos son tales que más tarde se le reprochará  “el haber exterminado a los indios del valle del Magdalena y el haber logrado así exclusivamente hacerles pasar la cordillera  y proseguir sus incursiones por la vertiente  occidental de la cordillera central”. Como Juan de Borja  pensaban y actuaban otros muchos.
Otros sin embargo, inclusive siguiendo las directivas que llegaban desde España, pensaban que la política tenía que ser distinta. Ya se había ideado el famoso sistema de la “Encomienda” que suscitó tantas polémicas. La verdad es que el sistema de la encomienda   se da prácticamente como consecuencia de asumir como derecho el hecho de  la conquista  territorial y como consecuencia el derecho a reducir y conquistar a los indios que pueblan el territorio conquistado.                 Maria Teresa Findj y José María Rojas, en la obra “Territorio Economía y Sociedad Paez”, dicen: “La encomienda es una institución corolaria de la guerra de conquista; jurídicamente hablando no confiere propiedad privada de la tierra a los españoles, es una institución  reguladora del derecho de circulación en un territorio controlado políticamente  y obviamente de explotación de los recursos de los vencidos para el sostenimiento de los ocupantes y de las arcas reales”; y agregan : “En las goteras de Popayán, las encomiendas que se repartieron, sustentaron un número reducido de conquistadores, con base inicialmente en tributos recogidos en multitud de formas, diversidad de productos agrícolas, mantas, oro, servicios personales.”   
La encomienda, entonces, da al encomendero la facultad para controlar el territorio, para recoger los tributos, para desplazar los indios  de un lado para otro según las necesidades. Pero resulta que  la forma de poblamiento de los  paeces  era  muy dispersa,  y esta circunstancia  hacía muy difícil la labor de los recaudadores; era pues de urgencia “poblar”, es decir reunir en pueblos a los indios. Pero a esa política, una buena parte de los  paeces responden  huyendo, resistiéndose a ser objeto de tributación, y resistiendo a las numeraciones o censos  ordenados por las autoridades. De manera que la “Sociedad Colonial” pudo funcionar y eso a medias,  en las cercanías de Popayán. Allí se dieron  todos los abusos de la concentración de tierras en manos de familias cerradas que llegaron a tener el monopolio como  comerciantes, mineras o ganaderas y que durante el tiempo de finales del  siglo XVI  y el siglo XVII,  dominaron  la región; pero realmente  el sistema  funcionó menos con los grupos que estaban  en la vertiente  oriental de la cordillera, que permanecieron más aislados.
Siglo XVII
Es así como la anterior situación cambia notoriamente  cuando en 1612 se establece la  Gobernación de Neiva, dependiente de la Real audiencia de Santa fe de Bogotá y comienza  una nueva etapa  ya no de conquista por las armas,  sino  de búsqueda de convivencia pacífica.  En esto tiene una importancia fundamental el trabajo misionero de la Iglesia.
En 1613  hacen los primeros intentos los Jesuitas por los lados de Guanacas y los Franciscanos  por Pedregal y Topa.   El envío de los misioneros, que llegan sin armas, sin pretensiones de conquista, sin la prepotencia de ser superiores, logra  una transformación en las relaciones que no habían podido conseguir  los conquistadores con la punta de las lanzas ni con el fragor de la pólvora.  Es bien importante  subrayar aquí algo que en muchas ocasiones  se ha expresado, con intención tendenciosa, de manera especial cuando al celebrar los 500 años del encuentro entre los pueblos  de Europa y de América en lo que la historia ha denominado el “Descubrimiento” se tejieron ciertas leyendas negras y entre ellas la de que  la Iglesia se hubiera prestado a un juego político, para conseguir el sometimiento de los nativos al conquistador.  Basta  pensar en un Bartolomé de las Casas, en  un Montesinos, en un Juan de Castellanos, en un San Ezequiel Moreno y en otros muchos Obispos y Misioneros de distintas órdenes y comunidades siempre contrarios a las prácticas expoliadoras de los Conquistadores, siempre denunciando las crueldades  e injusticias que se cometían con los nativos.
 La llegada de los misioneros obedecía no a un  propósito político sino al cumplimiento de la Misión de la Iglesia que es  la de predicar  el Evangelio, que enseña como verdad fundamental que ante Dios las diferencias de raza, de origen, de color o cualquier otra índole  no hacen distinción frente al hecho de que todo ser humano tiene la misma dignidad y de que todos somos hermanos.  Sólo en el amor  se pudo remediar  en cuanto ya era posible, la tragedia de una mentalidad  basada en un  erróneo concepto del derecho de conquista, producto de la época.
 Pero no han faltado quienes, por ignorancia y muchas veces  por malicia, tratan de desconocer la obra de la Iglesia a favor de los pueblos indígenas y concretamente en favor de los Paeces.  Es bien  importante  hacer notar que es  la Iglesia la que con el esfuerzo de los misioneros, se preocupa por la cultura, por la educación, por el desarrollo, son los Sacerdotes los que se empeñan en aprender y estudiar las lenguas de los nativos, son los misioneros los que la grafican  con los signos latinos,  los que escriben los primeros catecismos, las primeras gramáticas  y describen sus costumbres. Y  hay que decir que  es a la Iglesia a la que se debe  en gran parte el desarrollo de la región,
La evolución que se da en la organización de los paeces podría como dividirse en dos etapas: Una  a partir de los caciques  que los agrupan para las empresas de guerra  desde su encuentro con  los españoles  y otra  la  que se da  con las disposiciones de la corona para organizar  las “Encomiendas”  y “Resguardos” indígenas.
Ya se dijo anteriormente que  el sometimiento por la “encomienda” tuvo menos éxito entre los indígenas que se quedaron en la vertiente oriental de la cordillera, estos se agrupaban más bajo el mando de caciques para la guerra,  hubo dos centros  que polarizaban esta actitud,  “Toboyma” (o Togoima)  y  “Vitoncó”.           Sin embargo, al lado de lo anterior la  situación creada por  la encomienda  que les asignaba  a los encomenderos grandes extensiones de tierra  hizo que estos se dedicaran a abrir caminos  y a tratar de “poblar” “colonizar”, es decir  reunir en pequeños poblados o “colonias” a los indígenas  que poco a poco  fueron  teniendo que someterse ante la fuerza de las circunstancias                             Por esta época  se organizan los famosos  “Resguardos” indígenas que en años anteriores habían  diseñado desde Las Cortes y que  venían a sustituir las organizaciones  que tenían los nativos, de manera que la nueva organización  más o menos  dirigida por la encomienda  tenía un doble objetivo, como antes se dijo, por un lado conceder una cierta autoridad y autonomía a los indígenas, o por lo menos que tuvieran ellos esa impresión, pero por otra a  garantizar su dependencia de la autoridad  española, y  permitir a los “Encomenderos”  conseguir su sometimiento y hacerlos trabajar para ellos a fin de recaudar los tributos que tenían que pagar a la  corona y es así como puede decirse  que prácticamente fue lo que  aquietó a lo nativos y les quitó su capacidad de resistencia.                                María Teresa  Findji y José María Rojas en la obra antes citada  dice: “Resurgimiento de los nuevos caciques y su política de consolidación,  el régimen colonial regido por los encomenderos recaudadores de tributos y trabajadores, ha traído para los paeces su cortejo de desplazamientos disgregaciones y agrupaciones varias, en un mundo organizado globalmente sobre la segregación entre colonizadores y colonizados, ambos teóricamente  súbditos del Rey.  En cierto sentido la tradición  de poblamiento disperso de los paeces y demás tribus aliadas, ha permitido que la resistencia a la colonia  adopte ese patrón de dispersión;  eludir a los españoles no significaba  para los paeces cobardía o abandono de terreno sino reproducción de un  modelo de poblamiento y de economía.  Para los españoles obviamente es un obstáculo a su política colonial, de ahí que en el  siglo XVII  abundan en recomendaciones y definiciones de políticas para  poblar, o reducir a pueblos a los paeces dispersos
Siglo XVII
1600.  Se traen los primeros esclavos negros con el propósito de abrir caminos  y además para  trabajar para la Concesión de Minas de Sal que se encontraba ubicada en el Pueblito de la Sal de San Antonio de Ambostá. -actual Belalcázar-. De estos grupos son los descendientes que hoy está en  dos lugares (al lado de Belalcázar y en Itaibe) a ellos les habían asignado una franja de tierra para establecerse.
1606. Un grupo grande de Pijaos  se aliaron con otro grupo grande de Paeces, que se propusieron hacer la guerra a los invasores españoles, fue entonces cuando atacaron e incendiaron a Ibagué. El general Juan de Borja al mando de un nutrido número de españoles, se enfrenta con rebeldes y los vence. Y los pone en fuga.  Sin embargo estos se repliegan a Itaibe en donde tratan de restablecerse siempre manifestado sus propósitos contra los invasores.
1607   En «El Valle del Pijao» -Itaibe-, las tropas de Don Juan de Borja, comandadas por el Capitán Andrés Zúñiga derrotan nuevamente a la alianza de pijaos y paeces. A partir de esa fecha la resistencia indígena se va haciendo más débil y se mantiene en relativa calma.
1609   Las tierras de Itaibe le son asignadas al Capitán Andrés Zúñiga y Moreno. Son escrituradas el 17 de julio de 1638 por el Gobernador, Don Juan de Borja, hijo del General.
1613   Se inicia la misión de los Jesuitas en Tierradentro. Primero  hicieron varias incursiones misioneras en la región pero luego se  instalan en Guanacas.  Es interesante leer en los documentos de la Compañía de Jesús los escritos de los misioneros y las descripciones que hacían de los Paeces. Voy a dejar algunos ejemplos: El Padre Juan Manuel Rodríguez, Procurador General de las Provincias de Indias se refiere así a los paeces:
Más vecinos son a la ciudad de Popayán las naciones o parcialidades de los Paeces, que son la gente más ruda y bárbara que pienso se ha reconocido en Indias… Su habitación es en las cumbres y en las laderas y vertientes de la cordillera de Guanacas, tierra muy fría que llaman el páramo de la Papas, por el cual era entonces el camino, cogiéndole desde el pueblo de la Cruz, sin llegar a Popayán, sino a otro lugar llamado Timaná… en las laderas, pues, de el de la Magdalena y de otro río, casi igual, que llaman el Paez en lo alto de ellos, y en sus contornos están situados estos indios, extendiéndose por aquellos montes sus rancherías, divididos por familias, tan distantes las unas de las otras. . Eligiendo siempre las peñas más inaccesibles, para su habitación solitaria»[4].
Y continúa así su relato: «Hablan una lengua muy cerrada y difícil, son corpulentos y por la mayor parte feos, y abominables: mascan continuamente, aquella yerba diabólica, coca, de que tienen negros los dientes y llenas de su inmundo humor las bocas… las casas o chozas que tienen en aquellas cordilleras `a una y otra banda del rió Páez distan leguas enteras, unas de otras, y siempre que pare la muger, `o muere alguno de su familia desamparan la casa e, dexando en ella al difunto con cantidad de bastimento, y de chicha, brevage que beben.
Las casas tienen forma de hornos, se amontonan dentro hombres, mujeres y niños, perros y gatos y gallinas. sirven a la vez de dormitorios y cocina. por cama usaban el duro suelo. Su comida principal la constituían la yuca y el maíz».[5]Refiriéndose a sus costumbres de mascar coca y de su habitual embriaguez con chicha hace un juicio mucho más severo: «Es la gente de lo más bárbara, o incapaz, que se ha descubierto en la América de que con fundamento se puede dudar, si eran racionalesSu más conocida inclinación el ocio y la embriaguez y esta les obliga `a juntarse a vezes unas familias con otras acabándose de ordinario con riñas el regozijo de sus bebidas, y siguiéndole de ello otros pecados. Sus fiestas se reducían a bailes mal acompasados, al son de un tambor y de una flauta y a los juegos llamados guaches, en las que salían, al campo adornados de plumas, con enorme gritería a saltar y a bailar y a trabarse en una batalla de flechas y de piedras en las que no pocos morían y muchos salían heridos. Los juegos terminaban con una borrachera de tres días. Sus armas eran largas lanzas de 24 palmos y flechas y dardos de los que eran diestros lanzadores«[6]
El Padre Juan M. Pacheco describe así a los indios paeces, citando a Sebastián de Hazañero: «esparcidos por los riscos viven aún los indios paeces. Son de mediana estatura, complexión robusta, de negros y lacios cabellos, que antiguamente llevaban tendidos sobre las espaldas. Sus cabezas eran aplanadas, pues desde niños se las deformaban sus madres por medio de tablas»[7].
José Joaquín Borda en su «Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada», citando al Padre Juan Manuel Rodríguez se refiere así a los paeces:
Casi todos andaban desnudos, aún en los montes fríos, pero algunos empezaban a usar una camiseta, como un costal ancho, que le caía desde los hombros hasta los pies, de manta tosca, que no se quitan del cuerpo hasta caérseles a pedazos. . Suelen pintarse el rostro, dibujando sobre un fondo negro, rayas amarillas y rojas, lo que les deba un aspecto de fieras. Por sombrero llevaban una especie de canastilla de paja, que les servía  también como recipiente en sus compras. En las fiestas se adornaban con guirnaldas de vistosas plumas, y una enorme  peluca, cuyas trenzas caían hasta la cintura adornada con cascabeles y caracoles.[8]
Algunos apuntes etnográficos hablan de no encontrarse entre ellos deformes de nacimiento; entre los de más rango, por el respeto que se les tiene y han comunicado, se revela cierta «majestuosa impasibilidad» en su porte. La mujer parece ser desde siempre la que ha llevado la peor parte; de ella se dice que no tiene juventud y en general, se hace ver el descuido de su persona. Se dice de todos que tienen una increíble resistencia física y pueden soportar fatigosas jornadas de camino. Se agrega que son profundamente desconfiados, rencorosos, crueles, sanguinarios y vengativos[9].
1640. Por estos años se establecen los encomenderos en la región y se comienza la fundación de varias poblaciones, entre ellas: Vitoncó, Lame, Suin, Tóez, Tálaga, Avirama, El Pueblito de la Sal de San Antonio de Ambostá, Togoima, ubicadas en el actual municipio de Páez. Calderas, Pisimbalá, Guanacas, Inzá y Yaquivá, en el hoy municipio de Inzá. Se reconoce a los indígenas como gente combativa y no fácil de gobernar. Se inicia el retiro de los Jesuitas de esta misión.
1650. Tierradentro es ya una zona muy transitada pues es el paso obligado de Quito y Popayán hacia Santafé de Bogotá. La región es integrada a la gobernación de Neiva y en especial a la ciudad de La Plata, fundada por segunda vez en ese año.
1656.  Se planea en Togoima una nueva invasión a Neiva pero son derrotados los paeces.
1663. El gobernador de Popayán, Don Antonio Guzmán y Toledo da los títulos al resguardo de Togoima.
1682   Se establecen en Tierradentro los curas doctrineros, hijos de San Francisco de Asís (Franciscanos).
Siglo XVIII                                                                                                                       
Es a mediados del  siglo XVIII, cuando se dan  los últimos  levantamientos de los Paeces  de la vertiente oriental, es decir de los de Tierradentro, liderados por Togoima  y que fueron rápidamente sofocados,  empiezan a  darse como los pasos de una nueva forma  de comportamiento impuestas  por los hechos  históricos  que imponen la necesidad de encontrar  sistemas de convivencia con el conquistador.  De parte de la corona Española, y a pesar de que sus representantes en el nuevo continente, no siempre le dan informes muy objetivos, sin embargo fácilmente  se dan cuenta de que no solo los indígenas  sino también  muchos  americanos, de sangre mezclada de indios y españoles, rechazan la política de la metrópoli con relación al nuevo continente, y el sistema de las encomiendas. Por la parte de los indígenas van apareciendo nuevos líderes que  van a ir acomodándose  a la situación pero  aprovechándose  de la misma  en busca de obtener  ventajas  se acogen a los planteamientos jurídicos  del  cabildo y resguardo inventado por los españoles como se dijo antes, pero introduciéndoles algunas reformas  de acuerdo a las necesidades de las poblaciones.
Hubo en esta época tres  fenómenos que según parece determinaron la precipitación de los cambios:
Uno, fue el de una muy fuerte penetración de encomenderos, colonizadores y comerciantes españoles a la región, que entraban y salían y que entre otras cosas da comienzo a la mezcla de razas  o mestización  que no parece haberse dado en Tierradentro antes  de esta época, y por este fenómeno se  hace más general el aprendizaje del idioma  europeo entre los indígenas, especialmente entre sus dirigentes, a tal punto que el hablar con los españoles se convierte en una especie de timbre de privilegio de posición social que los coloca entre interlocutores. Esta penetración  tiene la característica de que los que allí llegan, muchos de los cuales eran llevados por los Sacerdotes,  llegan  más que  buscando tierras,  buscando comercio, intercambio y aún dirigir  oficios  y trabajos  que permitiría un mayor  desarrollo a la región.
Dos: Los trabajos en  minas, caminos y haciendas (encomiendas) tanto por los lados de Popayán como en las márgenes de La Plata, estimulan  los desplazamientos de los indígenas.
Tres, el más importante, la situación política determinada de un lado por la rebeldía de los indígenas  que en el fondo nunca aceptaron  al extranjero y de otro las concesiones jurídicas que las “Doctrinas y encomiendas” concedían  a los indígenas y que los colonos  tenían que respetar; entre dichas concesiones la del derecho a las tierras de los indígenas, por lo tanto   se fue exigiendo  la delimitación de los territorios y la necesidad  de establecer los linderos de las tierras que pertenecían a los indígenas y el de las tierras o haciendas de los blancos y esto produjo  un fenómeno muy importante en esta parte de la cordillera que da al Magdalena, prácticamente  los “blancos” se retiraron, el gobierno legislaba según la ley que pregonaban los nativos: “La tierra es de los indios y únicamente para los indios”, de manera que  esta circunstancia, la ley de los resguardos,  primó sobre las encomiendas y en esto fue determinante la posición de los Sacerdotes “doctrineros” como el P. Del Castillo, que abiertamente defendieron los derechos de los indígenas.                                                 Para atender esta necesidad  en la región de Tierradentro, la dinastía  de los “Guayamuses” que gobernaban desde Togoima varios pueblos, con la ayuda de los Doctrineros  y  Sacerdotes, emprenden la tarea de conseguir que los funcionarios de la Corona  les determinen los linderos de las tierras que les pertenecen. En el Archivo del Vicariato, existe  un documento original  de 1628  en el que aparecen las   cédulas reales  de los títulos de las tierras concedidas a los indios de la Parroquia de Togoima y que comprenden los ocho pueblos  como son: Toboyma, Avirama, Calderas, San Andrés, San Juan de Cuetando, Santa Rosa, Yaquivá y el Pueblito de la Sal de San Antonio de Ambostá.
Es así como se comienza  este proceso que va a durar  algún tiempo, por lo menos hasta comienzos del siglo XIX.  Es muy interesante constatar en diversos documentos, como los caciques ya no se dirigen a los jueces sino que llegan  con sus peticiones y alegatos hasta el mismo Rey o ante su representante directo  de la real Audiencia de Quito, hasta donde viajan con dicho propósito
Pero hay otro punto muy importante en este forcejeo y es el que los caciques indígenas reclaman  para sí el reconocimiento de la autoridad indígena, y el derecho que tienen como gobernantes de sus pueblos y de sus territorios, por encima de terratenientes y encomenderos. Son los mismos caciques quienes llevan hasta las autoridades la descripción de los límites de sus tierras.  Siguiendo el ejemplo de los paeces de la vertiente oriental de la cordillera,  los  que se establecieron en la parte occidental en cercanías de Popayán  comenzaron a trabajar también por  su alinderamiento.
Siglo XIX – Tiempo de la independencia
Cuando llegan los levantamientos en busca de la independencia de España se da una serie de confusiones  cuyas consecuencias perdurarán y que aún hoy en día se sienten. La obra emancipadora  surge  liderada por hijos de españoles pero nacidos en América, pero el grito de independencia, deja una serie de vacíos jurídicos y  de contradicciones  que permanecerán y perdurarán por mucho tiempo en el proceso de reorganización  de la nueva realidad  de la nación.
Las costumbres de las familias  descendientes de los Españoles  con mentalidad de colonizadores, no renunciaban fácilmente a todas las prebendas y privilegios heredados, de manera que en la práctica se cambió de nombre pero no de “amo”  y en no pocas ocasiones los nuevos amos  fueron  peores que los primeros.
Resumen de  los desplazamientos
1º – En la segunda mitad del  siglo XII,  comienza el desplazamiento desde el Orinoco.2º – Principios del Siglo XIII, llegan a los valles del Magdalena  y suben por el río Páez y   La Plata , hasta Timaná3º – Fines del Siglo XIII, se empiezan a establecer en las alturas de Chinas, Suin, Toboyma, Calderas.4º.- Primera mitad del Siglo XIV, fundación de Popayán, primeros contactos y enfrentamientos con los españoles.5º – Siglo XV, tiempo de guerras  con los españoles, intentos de colonización. Establecimiento de los primeros misioneros.6º – Siglo XVI, desplazamientos  al lado occidental de la Cordillera y establecimiento de colonias en los alrededores de Popayán.7º – Siglos XVII y XVIII, Encomiendas y colonias en Popayán que dan origen a los actuales pueblos paeces  como Jambaló, Totoró, Pueblo nuevo etc.   Es de notar  que al valle de Pubenza, llegan primero los Españoles y luego los Paeces.8º. – Siglo XIX – Independencia de España – Confusión –  Agregación arbitraria de  Tierradentro al Cauca.9º. – Siglo XX, Establecimiento de los Municipios de Inzá y Páez. Establecimiento de la Prefectura Apostólica.10º –  Siglo  XXI – Establecimiento del Vicariato Apostólico.
LA MISION CATÓLICA EN TIERRADENTRO                                                           Quien realmente quiera estudiar y comprender la obra de la Iglesia Católica en las Tierras Americanas, tiene que leer con mucho cuidado el “Archivo de Indias” y las publicaciones y traducciones que en 24 tomos hicieron en España con  ocasión de los 500 años del descubrimiento o como hoy dicen  “del encuentro entre los continentes”.
Sin querer justificar  la ocupación europea cuando se encontraron con la existencia del Nuevo Mundo respondiendo a una mentalidad de ese tiempo comienzan la empresa con una connotación eminentemente política y económica y para tratar  de justificar lo injustificable (la conquista) toman como único motivo moral  la “conversión” de los  infieles a la  Iglesia Católica. Así lo expresaba Cristóbal Colón cuando escribía a los  Reyes Católicos:
Así pues que nuestro Redentor dio esta victoria a nuestro Ilustrísimo rey e reina…. de donde toda la cristiandad debe tomar alegría y hacer grandes fiestas , y dar gracias solemnes por el tanto ensalzamiento que habrán, en tornándose tantos pueblos a nuestra santa Fe, y después por los bienes  temporales que no solamente a la España, mas a todos los cristianos tendrán  aquí refrigerio y ganancia…”.
Más tarde  la Bula “Inter Caetera”, del Papa Alejandro VI en 1493 en la que el Sumo Pontífice “Regala a perpetuidad”  las tierras que habían sido tomadas por los Reyes de España, a condición de que  “instruyan a los susodichos naturales  y moradores en la fe católica y buenas costumbres, poniendo en ello toda la diligencia que convenga”, (Hoy resulta imposible de comprender esta y otras muchas formas de pensar y actuar de aquella época).
Sin embargo la Iglesia Católica, tuvo siempre la preocupación de conservar y defender a  la población indígena , así como por luchar contra los atropellos de los conquistadores.  Juan Friede sostiene que el deseo de la Iglesia por la conversión indígena favoreció la política protectora del Estado frente a las exigencias de los colonizadores. De otra parte, el indio al verse desamparado, “se plegaba ciegamente a la Iglesia Católica, tal como lo hacía con la Corona”. Es aquí donde se destacan misioneros como Fray Antonio de Montesinos  y Fray Bartolomé de las Casas como los primeros defensores de los nativos.

LA RELIGIOSIDAD DE LOS PRIMITIVOS PAECES
En el libro “La utopía mueve montañas”, el autor trata de mostrar algunos aspectos de la religiosidad de los primitivos paeces y dice así: “Los antiguos adoraban a Dios representado por el trueno, las lagunas, la luna, el sol. Celebraban cultos religiosos que favorecían la unión de los integrantes dirigida  hacia el bienestar económico y espiritual de las comunidades”…“Tenían diversas tradiciones  sobre la creación y el diluvio, así como mohanes, patasolas, hechiceros, chamanes y adivinos al servicio de la tribu, mucho de lo cual todavía se conserva”.
A sus muertos los sepultaban en guacas o cuevas. En la tumba colocaban ollas de barro con bebidas, comida y todas sus pertenencias. En el caso del varón le agregaban las armas y si era la mujer, el huso para hilar o tejer.
Los niños que nacían defectuosos los dejaban morir. La madre en tales circunstancias les negaba el alimento. Lo hacían así para evitarles problemas más tarde en su vida social.  Entre los paeces resulta muy difícil encontrar en la actualidad personas con defectos de nacimiento, por lo que se cree que esta costumbre perdura en el presente”
El padre vicentino, Jenaro Díaz, con su pluma  magistral, en un discurso  sobre Misiones el 22 de agosto de 1924, describe algunas de las supersticiones de los paeces:
Los viejos cronistas llegaron a decir que los paeces no tenían religión; otros pretendieron que adoraban, como los chibchas, al astro del día; y no faltó quien les atribuyera la creencia en un Ser Supremo, principio del mal, inmisericorde rector de las trombas y tempestades, de las hambres y pestilencias, a quien temían pero no reverenciaban. Todavía en los exordios de la misión lazarista, cuando los azotaba la viruela o la desintería, inmolaban un cerdo, devoraban algunas piezas y con las restantes hacían nocturna peregrinación; pavonaban las paredes, las puertas y el pavimento, y la sangre, puesta en vasos, se colocaba en las cavidades de las rocas a modo de conjuro para ahuyentar al “inmundo”.
El P. David González, cita  al P. Manuel Rodríguez (1684) y con relación a la religiosidad de los Paeces dice:
“La enseñanza entre estas gentes es muy difícil, pero algo se logra cuando a ellas les dura la atención, que siempre es poca, porque parece que para su daño les tiene el demonio enseñado a reírse de todo y hacer algazara y como mofa de cuanto se les dice. . .”   y más  adelante agrega: “… con mucha dificultad llega a hacerse capaz  de los ministerios de nuestra santa religión, para ser bautizados, y pocos de los adultos son cristianos por su gran rudeza, a lo que añaden no atender a la enseñanza con reírse a carcajadas. El mayor logro que hay es en los niños moribundos y en los muchachos que procuran sacar a Popayán sus encomenderos y se quedan en casa de sus amos. . .No se ha conocido reconozcan alguna deidad, siendo incapaces de alcanzar un Supremo Señor y primera causa de todo, aunque en algunos particulares se hallaron algunos ídolos.”
Pero “Los paeces sí tenían ideas religiosas. Existe la tradición de Don Juan Tama, el hijo de la estrella, gran legislador del pueblo. La estrella, a la media noche, durante pavorosa tempestad dio a luz un hijo, lo confió a las ondas de un río que nace en el páramo de Moras, el río Lucero; los indios sacaron el niño de las aguas, lo criaron con esmero, cuando creció, fundó a Vitoncó, (Chamb wuala  -Pueblo Grande-), la capital, y estableció allí su imperio. Les dio tres leyes: 1.- La tierra es de los Paeces, únicamente de los Paeces y para los Paeces.  2.- Los Paeces no mezclarán su sangre con sangre extraña.  3.- Los Paeces serán invencibles. Al fin de sus días  Don Juan Tama confió a la familia Calambás el gobierno del pueblo, y luego con mucha gente se fue al lugar de su nacimiento, la laguna, se sumergió en ella y volvió al seno de la estrella”
PRESENCIA DE LA IGLESIA CATOLICA                  La presencia de la Iglesia Católica en  Tierradentro, podemos  dividirla en varias épocas muy definidas:
1. Época de los Jesuitas2. Época de los Franciscanos3. Época de los Diocesanos4. Época de los Lazaristas (Vicentinos).
Época de los Jesuitas: comienza  en el año 1613
 Es curioso anotar que es en esta fecha en la que varios historiadores colocan al establecimiento de los Padres de la Compañía en Tierradentro, sin embargo el P. Restrepo en su obra de la “Historia de los Padres Jesuitas en Colombia” da como  fecha del establecimiento el año de 1629.  Parece ser que entre el 13 y el 29 los Padres  hacían incursiones misioneras  en el territorio pero que realmente sólo se establecen en el 29 y lo hacen  en  Tierrasblancas,  en Guanacas,  desde donde tratan de llegar a todo el territorio desde  el páramo  (hoy  de Gabriel  López)  y el Nevado del Huila  hasta  las Selvas de Moscopán en el Macizo Colombiano. 
Seis Sacerdotes  Jesuitas  trabajaron en aquel período  que duró  hasta el año  de 1640: Jerónimo Navarro, Gaspar Cugía, Juan Rivera, Francisco Ignacio Rivera, Francisco de Orta y  Luis Vicente Centillas.
Jerónimo Navarro parece ser el primero que llega a la región para permanecer en ella; se dedicó a ayudar a los indígenas, se estableció en Guanacas desde donde recorría  los campos  hasta que en 1632, sintiéndose demasiado enfermo a causa de sus desvelos fue a la casa del Cacique y le pidió  “tomase una pluma y dejase  firmado de su nombre cómo moría de muerte natural, para que no fuesen culpados por los españoles de su muerte”. Es enterrado por los indígenas.
Gaspar Cugía, aprende la lengua nativa, les insiste a los indígenas para que formen poblados y procura sacar con él a algunos muchachos para que vivan en la doctrina cristiana.
El P. Juan Rivera se propone hacer un mapa de la región y  recorre las tierras tratando de convencer a los nativos para que se  establecieran en pueblos para facilitar así el trabajo de la evangelización y catequesis. Se los ganaba con su amabilidad y los atraía tocando un instrumento musical y enseñándoles a cantar las composiciones religiosas y oraciones. Trató de aprender con mucha dificultad la lengua  de los nativos y dejó a sus sucesores mucho vocabulario. 
El P. Francisco Ignacio Navarro, amaba profundamente a  los indígenas. Sus largas caminadas y la soledad que no le permitía velar por su salud, lo minaron físicamente de tal forma, que cuando  llegaron  a reforzarlo sus hermanos de religión, los Padres Francisco de Orta  y Luis Vicente Centillas, “lo encuentran consumido como un esqueleto y completamente mudo, pero feliz por haberse sacrificado por los indios.”
Es en este tiempo cuando parece que se hacen los primeros de los pequeños templos  en tapia pisada,  cuya arquitectura  absolutamente original solo se ve en Tierradentro y de los cuales se hablará más adelante.
Después de luchar durante 27 años en la región de los paeces, se retiran definitivamente los Padres Jesuitas en el año de 1640, dejándolos al cuidado del Cura de Guambía, residente en el costado occidental de la cordillera, hasta el año  de 1682.

Época de los Franciscanos                                                            
En 1682 aparecen  los padres franciscanos  trabajando en  la  parroquia de San Juan Bautista de Tálaga, desde donde  hacen esfuerzos por llevar el Evangelio  a los Paeces.  Tratan de recorrer  por  todo el territorio a pesar de las dificultades.  Aparecen los nombres de  Fray Gaspar Gómez de Ceballos (noviembre 25 de 1682 – enero de 1686) En los libros parroquiales aparece con mucha frecuencia el nombre del bautizado con el nombre del bautizante, lo que significa el afecto que le tenían al Sacerdote.
 Fray Antonio Araojo  y Sotomayor.(Enero de 1686 – Abril de 1889) su obra fue fecunda ya los indígenas se dejaban adoctrinar, por eso pudo bautizar a muchos adultos. Entregan la misión en 1687 a los Padres Diocesanos. Época de los Padres Diocesanos
Fue un largo período: durante más de dos siglos los Sacerdotes de la Diócesis de Popayán  atendieron la región de Tierradentro. Cerca de 40 Sacerdotes  Párrocos y Doctrineros pasaron por la región; destacamos a algunos  que dejaron honda huella en Tierradentro, por su labor pastoral su interés por los nativos  y de manera particular por su preocupación  por la promoción de los mismos.
En el año de  1689 están en la parroquia de Tálaga,  los PP. Alfonso Álvarez de Torrecilla y Francisco de Zúñiga y Velasco. Al comentar el Padre David González sobre el trabajo de los sacerdotes mencionados dice  “se nota  la poca preparación y por lo tanto la calidad de personal que envían a la misión, lo que se deduce del desorden de su gestión parroquial ya que no apuntan ni el nombre ni el lugar del Bautismo” sin embargo como lo reconoce el mismo autor “Dios se adueñaba de las pobres gentes que acudían en busca de la fe. Aquellos catequistas si cortos de cultura humana, debían ser almas sencillas, humildes, mortificadas y celosas puesto que el fruto empezaba a abundar”
El 8 de septiembre de de 1699 se posesiona del curato de San Juan Bautista de Tálaga el P. Matías de Villarroel; su largo curato de  más de 18 años fue muy fecundo pastoralmente.  Administra  también  La mesa de Páez de la Gran Virgen de Santa Bárbara en Tóez.  El pueblo de la Santa Cruz o San Vicente Ferrer en Wila.  San Fernando de Vitoncó.  Santa Rosa de Suin.  El pueblo de la Salina de San Antonio de Ambostá (hoy Belalcázar) Con el señor cura vinieron sus hermanos : Cayetano ,Ignacio, Gregoria y Jerónima, casada esta última con don Luis Salazar Higueras,  todos ellos aparecen muchas veces como padrinos de bautismo y matrimonios.
 No tardó mucho en trasladarse a residir en la  mesa de Santa Bárbara de Toez, allí acuden de todas partes a  visitar al Padre Villaroel y a recibir los Sacramentos, en los libros de bautismo aparece el lugar de donde vienen, muchos inclusive de fuera de Tierradentro. Permaneció en la Parroquia hasta el 15 de agosto de 1718.
.Lo Sucedió el P. Lucas Rojas de Velasco  quien se estableció en  San Juan Bautista de Tálaga.  Permaneció en la Parroquia hasta 1731.
Es interesante notar que en 1721 Don Diego González de la Sota y Salazar que tenía  como títulos:, “Protector de los indios y visitador eclesiástico de la ciudad de La Plata y de la villa de  Timaná,”,realizó la  visita pastoral a Tierradentro, y dejó unas normas a los curas doctrineros para el trato con los nativos ; destacamos algunas:
No sacar, ni permitir sacar  “chinas” ni muchachos de los pueblos con ningún pretexto ni so color de que son huérfanos de padre  y madre, ni voluntarios ni violentos.
Enseñar diariamente la doctrina a los muchachos, de las cinco a las seis de la mañana y por la tarde a las cinco.
Tener cada sacerdote dos fiscales para que ayuden a traer a los indígenas a la doctrina y a la misa.
No exigir nada a los indios para el culto: velas, cera, harina, santos óleos; en cambio, sí  se les deben exigir a los encomenderos  $16 pesos al año para el servicio del culto.
Evitar el estrépito y amenaza con los indios, atraerlos con amor,  de manera especial a los que viven lejos en los montes.
Que los curas no ocupen a los indios ni permitan que los blancos  los ocupen  en viajes a La Plata y Popayán con cargas pesadas, pues los caminos son ásperos y peligrosos.
Tratar bien a los indios principales para que ellos atraigan a los indios menores.
El P. Eugenio del Castillo y Orozco llega en 1740; por estos tiempos se pone en vigor la ley de los resguardos que prácticamente traducía el pensamiento de Don Juan Tama “Las tierras son de los indios y únicamente para los indios” los blancos  tienen que retirarse de la región.
El P. Eugenio del Castillo se dedica a recoger lo que los padres jesuitas y demás sacerdotes habían hecho con relación a la lengua.  Hace el “Vocabulario Páez-Castellano” , escribe el “Catecismo”, (en Páez)  “Nociones Gramaticales”, Pláticas (dos) con adiciones y correcciones y “Vocabulario Castellano Paez”. Estas obras fueron editadas en Francia en 1878.

El P. José Joaquín Chávez  toma posesión de la Pura y Limpia Concepción de Calderas el 8 de enero de 1798. Es cura de Togoima,  Cuetando, El Pueblito de la Sal y Avirama en donde muere en el año de 1821. Con el padre Chávez llegan varios de sus hermanos: don Juan de Dios Chávez y Pérez quien se casa en Avirama con la mestiza María Antonia Vargas Yondapís, Cacica del pueblo, de allí surge la numerosa familia Chávez tan común en Avirama;  una de las hermanas se casa con el indígena Guyumús de Togoima;  la otra, con Yondapis uno de los que manda en Avirama. También llega con el señor cura, don Miguel Vargas quien con su numerosa descendencia puebla las vegas del río Páez.
Siguen luego un elenco de cerca de treinta curas doctrineros más, entre los que se destaca  el P. José Joaquín Núñez, en 1807 cura de Togoima y sus anexos y quien construye las capillas de Togoima y San Andrés de Pisimbalá.   En 1821, a la muerte del anterior,  viene el 4 de octubre como párroco interino el P. José Antonio Gutiérrez.
El 7 de febrero de 1823  recibe la Parroquia  también en calidad e “Interino” el P. Juan María Carbajal (Con b labial) y es el primero que no escribe “Toboyma” sino “Togoima”. El 18 de julio de 1823, toma la parroquia también como cura interino el P. Pedro Josef Carvajal (V corta). En marzo de 1825  toma la parroquia como cura interino el P. José Antonio Lozada. El 30 de  Septiembre de 1825 se posesiona como Párroco en Propiedad el Pbro. Pedro Josef Carvajal que firma todavía en 1831.
Después de este recorrido bien vale la pena destacar la huella que dejó durante sus 18 años de curato, (1699 – 1718) el P.  Matías de Villarroel. Igualmente  el P. Eugenio del Castillo y Orozco que toma posesión en 1740, su principal preocupación fue utilizar la lengua  propia de los Paeces para su evangelización, no sólo la aprendió sino que escribió graficando con las letras latinas los sonidos Paeces.
Esta experiencia resulta significativa ya desde aquel entonces en la preocupación por inculturar el proceso evangelizador y constituye un paso muy grande en el respeto a la cultura y en el aporte a las futuras generaciones de evangelizadores para disponer de un instrumento muy valioso en la tarea misionera.
Ya desde cuando los primeros Jesuitas  comienzan su obra evangelizadora, y en los dos siglos y medio siguientes  fue preocupación de la Iglesia  respetar y promover  la cultura indígena  y el esfuerzo por conservar la lengua ; está claramente demostrado por los trabajos de los misioneros  como por los de los Padres diocesanos, esfuerzos que se han prolongado hasta nuestros días , ya que es a la Iglesia a la que se debe el establecimiento de los  primeros centros de enseñanza, como se verá a su tiempo.
Desde 1887 no aparece en la región ningún sacerdote residente, sino que se dan  incursiones misioneras, por parte de los Padres Franciscanos, Redentoristas  y Lazaristas  de Popayán,  con lo cual se pudo perder un camino iniciado de cercanía a la cultura y al pueblo que habitaba esta región.
En el año de 1904 el último sacerdote diocesano  encargado de Tierradentro, es el P. Máximo Restrepo.  Ya desde el año 1902 por acuerdo entre La Santa Sede y el Gobierno de Colombia  el 27 de diciembre se erige a Tierradentro como “ Tierra de Misión”.
Época de los  Lazaristas (Vicentinos)                       En el año de 1905, el 16 de julio se firma un Contrato entre  el Arzobispo de Popayán Mons. Manuel José Caicedo  y el Visitador Provincial de los Padres Vicentinos, que en ese entonces  todavía estaba unida a la del América Central, el Padre Juan Floro Bret, en el que se encomienda la MISION de Tierradentro a los Padres de dicha  Congregación. Es interesante anotar que el proyecto inicial del Arzobispo era el de entregar también, a la Misión de los Padres  algunas parroquias  del lado occidental de la cordillera y que tenían amplia población páez,  pero el Cabildo Eclesiástico de Popayán, por fortuna lo hizo desistir, de manera que en el contrato solo queda  el territorio del oriente de la cordillera y que formaba precisamente  el entonces municipio de Inzá.                      El 22 de Septiembre de 1905 llegan los dos primeros Misioneros Vicentinos: El P. Guillermo Rojas Arrieta,  de origen costarricense (Cartago) y el P. David Ortiz, oriundo de Roldanillo (Valle), ubicaron primero su sede en San Andrés de Pisimbalá pero  luego  se trasladaron a  Tálaga, lugar en donde solo permanecen dos años al cabo de los cuales se regresan a Inzá.
Entre los sacerdotes  llegados en esta época merecen destacarse el P. Louis Durou, quien llegó como Inspector escolar y se dedicó a recorrer todo el territorio y a aprender la lengua Páez y trabajar por la educación; es por entonces cuando se establece otro centro en el Pueblo de la Sal de San Antonio de Ambostá.                         Los Sacerdotes  apoyaron ante al gobierno central, el proyecto de fundar un nuevo municipio,  al otro lado del Páez;  el Padre Rojas era amigo personal del General Reyes, y   este valimiento  fue decisivo para alcanzar tal propósito; y fue así como en 1907  se fundó el nuevo municipio desmembrándolo del de Inzá y dándosele por nombre “Páez”, y  nombrando como cabecera municipal,  el asentamiento  que empezaba a hacerse en la margen derecha de la Quebrada de “El Salado” cerca de su desembocadura que entonces toma el nombre de “Belalcázar”.                                 En 1910, llega a la Misión el  P. Luis Tramecourt, comienza su labor como coadjutor del Padre Durou, pero en 1912 es nombrado Director  de la Misión.  Su largo ministerio que duró hasta su muerte ocurrida en 1941, fue fecundo en obras y apostolado.  Entre las gestiones y obras que realiza está  el hecho de haber llevado al actual lugar de “Belalcázar” la casa de los Padres. El predio lo adquirió del Señor Rogelio Penagos que vivía en donde hoy está la casa de las juanistas, a cambio de unas mulas que los  padres habían traído del valle. El lote  iba desde la meseta hasta el río  Páez y desde la quebrada del salado hasta un poco más allá del  cementerio. El Padre estableció su casita cural y una capilla de paja  y trazó luego la plaza y las calles del pueblo y ayudó a los vecinos a establecerse allí, de manera que por eso se lo considera como el fundador del pueblo de Belalcázar. Realizó  la gestión para que vinieran a la Misión las Primeras Hijas de la Caridad o Vicentinas  que llegaron el 8 de diciembre de 1917, bajo la dirección de  Sor Catalina Medina. 
La  Congregación de la Misión  en 1913 erige oficialmente a Colombia como Provincia  independiente  que tiene como primer Superior Provincial  al francés P. Juan Floro Bret. De esta manera puede estar más al tanto de los trabajos en las obras
La labor de los Padres  en el territorio de la misión  se extiende por todo el territorio,  pero la lejanía  y las dificultades  para la comunicación con el  Arzobispo de Popayán de quien depende la misión  es grande; esto llevó tanto al Arzobispo como a los Padres a pensar en la posibilidad de  pedir  que se estableciera en la Misión una Prefectura Apostólica, con un prelado propio que dependiera directamente de la Santa Sede; y es así como en 1920  el Provincial de los Padres Vicentinos, en informe al Nuncio Apostólico, entre otras cosas le ruega elevar a la Santa Sede la petición  para que la Misión sea erigida en Prefectura.

PREFECTURA APOSTOLICA
El 13 de mayo de 1921 el Papa Benedicto XV erige la Prefectura Apostólica de Tierradentro.  De esa fecha hasta hoy han regido los destinos de la Prefectura cuatro Prelados  así:
 Monseñor Emilio Larquère
De origen Francés, nacido en la Aldea de Riviere el 18 de Mayo de 1869, llega como misionero a Colombia y desempeña varios ministerios. Desde 1913 a 1916, trabaja como misionero en Tierradentro y estando allí es nombrado Prefecto Apostólico de Arauca.  El 19 de noviembre de 1923 fue trasladado como primer Prefecto Apostólico a Tierradentro y toma posesión el 27 de febrero de 1924.
Empezó a organizar  la Prefectura. Construyó la Catedral, creó el Dispensario para los pobres y enfermos  que luego se convertiría en el Hospital  y su gran preocupación fue la de llevar a los indígenas la educación básica. Cuando llega a Tierradentro, como Inspector de educación existían solo dos  escuelitas con algo así como 100 alumnos, y él se dedicó a sembrar de escuelas todo el territorio de manera que al terminar su servicio en Tierradentro, funcionaban 32  en el territorio de la Prefectura con cerca de 2000 alumnos.
 Con cinco o seis  misioneros trabajó sin descanso por llevar el desarrollo a todos los rincones. Dirigió la construcción de  tanques de agua para el pueblo, colocó planta de luz eléctrica, construyó un molino de Trigo. Trajo a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl para el Servicio de los Pobres, y para la enseñanza
Le tocó sortear y sufrir una de las épocas más aciagas de  la violencia política que ha vivido Colombia, tuvo que sufrir no solo persecuciones y calumnias infames sino atentados contra su persona que supo sortear con paciencia y entereza evangélica; su amor a los indígenas lo llevó a querer morir en Tierradentro, por eso cuando al final de sus días los médicos  en Cali le diagnosticaron una enfermedad terminal pidió ser trasladado a Belalcázar, allí  el 3 de julio de 1948 entregó su alma a Dios.
P. David González
A la muerte de Monseñor Larquere,  asumió como Proprefecto;  incansable misionero, que  trabajó en Tierradentro durante 30 años. Fue un hombre visionario y frentero, defensor acérrimo de la libertad de opinión.  Escribió una historia de Tierradentro, obra que fue robada por una editorial  que entre otras cosas ha cometido este delito varias veces y lo cubre cambiando de nombre o razón social. Entre las obras  que se le deben está la carretera que desde Belalcázar, pasando por Tóez e Irlanda, sube por la margen del Páez y trasmontando el Páramo de López desciende por Santo Domingo hasta llegar a Cali, esta vía contra la que se oponían los dirigentes de Popayán, acercaría no solo el  Departamento del Huila  sino el Caquetá  al mar, constituyéndose en un factor de desarrollo inimaginable para toda la región.  El P. González, recorrió a pié todo el trayecto. El Ejército llevó  a cabo la obra  con el programa de reinserción. Posteriormente el desastre de 1994, dañó un buena  parte  pero es una de las prioridades  que se plantean en la reconstrucción  de Páez. 

Monseñor Enrique  Vallejo Oriundo de Santa Rosa de Cabal.  Nació el 3 de mayo de 1902, se desempeñó en la comunidad de los padres vicentinos como profesor en varios seminarios. Regentaba el Seminario de la Diócesis de Tunja cuando  el 27 de octubre de 1950 fue nombrado  Prefecto Apostólico de Tierradentro y tomó posesión el 8 de diciembre del mismo año.
Su gran preocupación fue la dignificación del indígena y del campesino; entendió que para conseguirlo era preciso que se educara y desarrollara humanamente; por eso se entregó a la tarea de  fortalecer la educación. Al terminar su trabajo Apostólico ya en Tierradentro había  algo más de 100 escuelas con profesores eficientes.
Para tener los Profesores  no solo suficientes sino bien preparados,  fundó la Escuela Normal que llegó a ser una de las mejores del país, según un alto funcionario del Ministerio de Educación. Hoy en día lleva su nombre.
Otra de sus preocupaciones principales  aunque  veía muy remotas las posibilidades, fue la formación de Sacerdotes autóctonos, por eso creó el Seminario Menor de Inzá. Por insinuación de la Nunciatura Apostólica la Congregación de la Misión entrega a los Padres Javerianos la Prefectura de Arauca para reforzar con un número mayor de misioneros la de Tierradentro; y es así como de 5 que habían sido ordinariamente los Misioneros de Tierradentro ascienden a 11 y más tarde llegan hasta 17 con lo cual el Prelado puede crear nuevas Parroquias y atender diversos campos de la Pastoral.  Busca crear  fuentes de trabajo  y mejoramiento de tierras. Implementa diversos programas con dichos fines  para lo cual consigue recursos  nacionales e internacionales.
Otra obras suyas son: la remodelación del templo y la casa cural de Belalcázar,; la creación de la Granja-Escuela, del Internado de Indígenas, de la Escuela de Artesanías que posteriormente se convierte en el Instituto Técnico David González; el nombramiento de los primeros Maestros Bilingües en el año de 1973; la fundación de la Cooperativa Integral del Magisterio. Programas de mejoramiento de tierras y cultivos etc.
 En 1977 llegado a los 75 años  presentó a la Santa Sede su dimisión. Y se retiró a Cali donde murió el 22 de noviembre de 1984.

Monseñor Germán García Isaza
Nació el 2 de septiembre de 1936 en Manizales (Caldas), en el hogar formado por don Jesús María García y doña Inés Isaza  que tuvieron 12 hijos de los cuales  cinco sacerdotes, dos religiosas y cinco profesionales. Ordenado sacerdote el 11 de febrero de 1962, llega a Tierradentro en el año de 1971 después de haber trabajado en varios seminarios. Hizo estudios especiales de Catequesis y Pastoral en Europa. Al llegar a Tierradentro fue a trabajar en la pequeña Parroquia de Wila, en donde se destaca por su celo apostólico y su amor por los indígenas; colabora allí hasta 1977.
El 7 de agosto de 1977 es nombrado Prefecto Apostólico y toma posesión  el 10 de septiembre del mismo año. La formación de Catequistas y la formación de un  clero propio lo mismo que el cultivo de la cultura propia fueron sus preocupaciones principales. Funda el Seminario Menor Indígena con una filosofía y características propias.  Funda  la Emisora “Eucha” para hacer transmisiones bilingües. Crea siete de las parroquias. Crea el DIT, “Desarrollo integral de Tierradentro”,  que coordina  los diversos programas de asistencia y desarrollo de la región.  Impulsa y dota  los talleres de la Escuela Técnica Artesanal -carpintería y metalistería, principalmente-; crea la oficina de asistencia jurídica para defender los intereses de los pobres y asesorarlos en sus gestiones; construye el Club Juvenil de Belalcázar para brindar sano esparcimiento a la juventud  y organiza la Central Católica de Servicios, como centro de coordinación, animación y control de todos los programas, para lo cual llega a Tierradentro la Comunidad de las Hermanas de San Juan Evangelista.
En junio de 1988 fue nombrado primer Obispo de la nueva Diócesis de Caldas (Antioquia).
P. Juan Evangelista Murcia
Natural de Guateque, de una familia profundamente cristiana que dio a la Iglesia un Sacerdote diocesano y dos Vicentinos, además de dos religiosas de la Comunidad de la Presentación, después de haber trabajado en la formación del clero en varias Diócesis y en diversos campos de Misión, entre otros en la República de Bolivia, fue enviado a Tierradentro;  misionero piadoso humilde abnegado y amante de la Misión, desde Vitoncó, donde ejercía como párroco, hacía un trabajo  meritorio en la recuperación de la lengua Páez;  asume como Proprefecto y rige los destinos de la Prefectura, hasta el 28 de junio de de1989.

 Monseñor Jorge García Isaza
Nacido en Manizales  el 2 de julio de 1928 y  ordenado sacerdote en 1954. Se especializa en Liturgia y Pastoral en Roma. Su ministerio, lo desempeñó en diferentes parroquias, en la formación en distintos Seminarios en la dirección de la Propia comunidad, en las misiones  de Montería y de Inzá, Director de las Hijas de la Caridad de Bogotá y de  Bolivia
Hacía  poco más de un  año que se desempeñaba como Rector del Seminario Indígena y es nombrado el  25 de abril de 1989  como Prefecto Apostólico para suceder a su Hermano Germán.  Toma posesión  el 28 de junio del  mismo año. Adopta como prioridad de su ministerio pastoral:
1° Buscar llegar a tener un clero propio para lo cual organiza la “Pastoral vocacional”; erige el Seminario Mayor Indígena, bajo el patrocinio del Santo Cura de Ars; (Ya el Seminario Menor lo había fundado  Monseñor Germán), para esta obra cuenta con la invaluable cooperación de su hermano  Mario, también misionero vicentino,  quien asume como rector y que no solo por su preparación sino por compartir con entusiasmo  el sueño de un clero indígena  fue llevando adelante la obra;  y el 4 de marzo de 1990 se ordenan los dos primeros Sacerdotes indígenas diocesanos para la Iglesia particular de Tierradentro; y para responder a las necesidades de las vocaciones de los mestizos, se obtiene la colaboración del Seminario de Misiones en Bogotá y del Seminario de Popayán.
2° Dar los primeros pasos  definitivos en su organización como Iglesia particular. Organización de la  Curia  y del Presbiterio, organización del Archivo, y Organización de las finanzas.
3° El fortalecimiento de la catequesis, la organización  de los catequistas y Delegados de la Palabra. Para esto publica los tres ciclos de las celebraciones dominicales para  ser celebradas en las comunidades, La “Tragedia del Paéz”, ocurrida en junio de 1994, golpea de manera particular toda la infraestructura de la Iglesia;  quedan destruidos totalmente 7 de los  templos, y averiados otros;  cuatro casas curales  y tres casas de religiosas arruinadas, el Seminario Mayor y Menor  indígena totalmente destruidos,  escuelas y pueblos arrasados. Por  lo menos 1200 muertos.  Todo lo anterior provoca un fuerte cambio en todos los órdenes de la  vida  de la Prefectura, a este gran desafío de cambio el Prefecto con los Sacerdotes  y demás agentes de Pastoral  trata de responder, buscando en un plan global de Pastoral los mejores caminos de renovación.
Papel destacado juega Monseñor Jorge, después de la tragedia de 1994. Hace parte del Consejo Directivo de la Corporación Nasa Kiwe,  creada por el  gobierno del doctor César Gaviria Trujillo, para iniciar las tareas de reconstrucción de la cuenca del río Páez. Viaja a Europa para conseguir recursos con  los católicos de algunas iglesias para reconstruir  Iglesias,  casas curales, casas religiosas y el Seminario indígena en la finca de Minas, resguardo de Tálaga. Vale la pena anotar  que a pesar de  ser él, en representación de la Iglesia, miembro de la  Corporación  para la reconstrucción de Paez, nunca movió un dedo, para pedir ayuda para la Iglesia. De ahí nunca recibió ni la más mínima ayuda  por parte del gobierno para la restauración de las obras de la Iglesia, todo se hizo con ayudas de instituciones de la misma Iglesia tanto de Colombia como del extranjero.                                                           En  1999 el número de sacerdotes diocesanos es ya de 9 y  trabajan 12  vicentinos, se ha hecho una obra ingente de recuperación de la infraestructura.  Se reconstruyen los templos de Mosoco, Vitoncó, Tálaga, Wila, entre otros, se construyen  los Seminarios mayor y Menor indígenas y se trabaja por la reparación de  las escuelas, destruidas por la naturaleza.

VICARIATO APOSTOLICO
La Santa Sede, por petición de la Conferencia Episcopal, eleva la Prefectura a Vicariato Apostólico y nombra como Obispo titular de Budua y primer Vicario Apostólico  al hasta entonces Prefecto, Mons. Jorge García Isaza. Fue consagrado Obispo por su hermano Germán, Obispo de Caldas (Antioquia), el 26 de marzo del año 2000.
Tiene que enfrentar serias dificultades con los distintos grupos de alzados en armas  que aprovechándose de lo apartado de la región y de las condiciones geográficas de la misma sientan allí sus reales para cometer toda clase de fechorías.  Logra por encargo del gobierno, hacer los diálogos de paz con el “Quintín Lame”  el ala indígena organizada y manipulada por el  “M.19”.
Más tarde tiene que soportar la persecución de las FARC, que en tres ocasiones atentan contra su vida, después de la primera vez, la Fiscalía general de la Nación, le insinuó salir temporalmente de la región brindándole las seguridades necesarias y lo sacó escoltado, sin precisar el lugar al que se retiraba.
Al cumplir la edad canónica presenta a la Santa Sede su dimisión y se retira del Vicariato. El P. Rodrigo Restrepo Bernal, quien se desempeñaba entonces como Rector del Seminario indígena, asume como  Provicario, la dirección del Vicariato[10].
Monseñor Edgar Tirado Mazo, miembro de la Comunidad de los Misioneros Javerianos, fue nombrado por la Santa Sede como nuevo Vicario Apostólico de Tierradentro, y toma posesión el 31 de marzo del 2004. 
COMUNIDADES RELIGIOSAS
Misioneros  Vicentinos (o Congregación de la Misión)
Como se dijo anteriormente, la Congregación de la Misión, de San Vicente de Paúl, recibe la Misión en 1905; establecen su primera residencia en San Andrés, luego de una breve estadía en Tálaga, fijan como lugar de residencia a Inzá, en donde construyen una casa para los misioneros Desde allí  se desplazan los misioneros por todo el territorio. Cuando nombran el primer Prefecto es en Inzá en donde establece su sede, mientras construían la casa en Belalcázar a donde se traslada después.
La segunda casa  de los misioneros  la establecieron en  el Pueblito de la sal, más tarde el Padre Tramecourt, funda el pueblo de Belalcázar que llega a ser cabecera del nuevo municipio de “Paez”. Cuando la Congregación de la Misión entregó la Prefectura apostólica de Arauca, con los misioneros de allá se hizo un sensible aumento de los misioneros de Tierradentro. Poco a poco fueron estableciéndose las parroquias a las que se desplazaban los Padres para los domingos y las fiestas. Hoy son ya  13  parroquias y los Sacerdotes permanecen en ellas.
La Congregación  estableció una tercera Comunidad  con sede en Irlanda, cuando en  1994 se destruyó el pueblo  y las instalaciones del  Seminario, la Comunidad se trasladó al lugar de “Minas” junto con el Seminario Indígena  que construyó allí su nueva sede.
En el año 1999, la Congregación  decide segregar de la Comunidad de Belalcázar a los Misioneros que trabajan en  Itaibe y Riochiquito y agregarlos a la comunidad de Nátaga.  En el año  2001  suprime la casa de Inzá, de  manera que en la actualidad  a comunidad de Belalcázar cuenta con  5 misioneros y el Seminario Indígena con tres.
En la actualidad son 10 los Misioneros Vicentinos que trabajan en el Vicariato, y desde su llegada a Tierradentro han pasado por la misión  110  Misioneros  de la Congregación. El desarrollo de la obra pastoral  y su organización se debe a su celo apostólico y a su abnegación, que en medio de dificultades han realizado la obra evangelizadora. 
En el transcurso de la obra evangelizadora  varios Sacerdotes de la congregación, murieron en forma heroica  en el cumplimiento de su ministerio: El P. Rogelio Rodríguez quien dio su vida por salvar la de un obrero. El P. Arnulfo Quiceno, asesinado  mientras se desplazaba a su parroquia.

Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl
Llegan a Tierradentro  el 8 de diciembre de 1917, comienzan por visitar  a los pobres,  inician un pequeño dispensario que con el tiempo habría de convertirse en centro de Salud  y que dio origen al Hospital  que lleva el nombre  de San Vicente de Paúl. Este lo dirigieron hasta cuando por las políticas impuestas al Estado, por los organismos antinatalistas internacionales, las religiosas se convirtieron en personas  demasiado incómodas para sus prácticas inmorales y el Ministerio de salud, se dio las trazas para presionar su salida.
Desde el principio dieron comienzo también al trabajo de educación, primero una pequeña escuela  en Belalcázar, que llega luego a convertirse en Normal Superior Nacional que lleva el nombre de quien la hizo posible y apoyó de mil maneras:  Mons. Enrique Vallejo., por la que han pasado centenares de estudiantes en su larga vida.  Después  del 94 las Hermanas tuvieron que suprimir el internado en la Normal, ya que las mismas Hermanas habían perdido  el lugar donde vivían en las instalaciones del centro educativo,  Entonces decidieron  construir su propia casa  aparte de la Normal en terreno que el Vicariato les donó para tal efecto                                                        También en Inzá comienzan la obra de dispensario y el de la Educación en la Escuela Santa Luisa de Marillac, por donde han pasado centenares de inzaeños  en su larga vida.  En el año 2002, las Hijas de la Caridad  toman la determinación de retirarse  de esta obra,   por  falta de personal.
Por los años de  1975, la Provincia de Cali hace una fundación en Wila, para acompañar a los indígenas y desarrollan allí  su trabajo en la promoción de la Comunidad y en la Dirección de la escuela. La tragedia de junio de 1994 destruyó su casa, junto con el pueblo, pero no su generosa entrega; acompañan a los indígenas en su reubicación en Rionegro, Huila, y un poco más de un año después, establecen una nueva casa en Vitoncó sin abandonar a los indígenas de Rionegro. Es de notar que las Hermanas estuvieron por un tiempo acompañando la nueva experiencia del Seminario Indígena en Irlanda
La presencia de las Hijas de la Caridad, a través de sus diversas obras apostólicas, ha sido para la Iglesia de Tierradentro uno de los pilares en la labor de la evangelización, de manera particular en la formación de los Maestros ya que un altísimo porcentaje de quienes trabajan en la educación en Tierradentro deben su formación a las Hijas de la Caridad.  
Hermanas Misioneras de la Madre Laura
El 6 de enero de 1941 llegaron  a Vitoncó para establecer allí su primera casa en Tierradentro, por gestión hecha por Mons. Enrique Vallejo a petición de los indígenas; allí se dedicaron a la obra de la evangelización y la educación. Del lugar  se retiraron, cuando  la tragedia del terremoto de 6 de junio de 1994.
Se establecieron  en  la comunidad de Wila  el 16 de abril de 1944 y en Toez el 16 de julio de 1946 de donde salieron después  que en hechos oscuros les incendiaron esta última casa. Entonces el Prefecto Apostólico les pidió trasladarse a Santa Rosa para hacerse cargo de la escuela  como en efecto lo hicieron el 23 de noviembre de 1952. Esta casa la cerraron  en 1995.
En Calderas establecieron una casa el 19 de noviembre de 1951, encargadas también de la evangelización y la educación,  pero  cerraron la obra en diciembre de 1992.
Para encargarse de un internado  en Guanacas llegaron las Hermanas el 4 de octubre de 1952, su labor ha sido de mucho mérito, hoy  la obra ha tenido una evolución y se ha convertido en un bachillerato con énfasis en lo social y comunitario. Son 5 el número de las hermanas que allí trabajan.
El 20 de agosto de 1980, la comunidad establece una casa en Belalcázar para que sirviera también de lugar de estadía de las Hermanas que llegaban de las distintas misiones de la región, hoy  la comunidad de 3 hermanas, trabaja en la pastoral de enfermos y en la catequesis de la Parroquia y una de las Hermanas presta su colaboración en la secretaría de la curia.                      Desde la primera fundación hasta el presente han  prestado sus servicios en Tierradentro una 250 Misioneras de la Madre Laura.    
Hermanas de San Juan Evangelista
El 21 de agosto de 1980,  las Hermanas de San Juan Evangelista, invitadas por el entonces Prefecto Apostólico Mons. Germán García Isaza, llegan a trabajar en la Prefectura Apostólica. Fueron las primeras: Hna. Inés García Isaza, Hna. Luz Mary Peñuela y Hna. Maribel Pertuz.
El 1º de septiembre, se hacen cargo del D.I.T: (Desarrollo integral de Tierradentro)  organismo de la Prefectura que buscaba el desarrollo integral como su nombre lo expresa, y que era patrocinado por  la Organización alemana “Misereor”.
El 21 de febrero de 1995, después de seis meses de haber sufrido Tierradentro los rigores del terremoto y de la avalancha del 6 de junio del 94, El Prefecto Apostólico emprende una reorganización de las actividades Pastorales formando para ello “Departamentos”, que tienen a su cargo  las diversas áreas  Pastorales.
Las Hermanas de San Juan Evangelista  toman a su cargo el Departamento de la “Pastoral Social” y en esta actividad cumplen un papel importante en la recuperación y ayuda a los damnificados del desastre y organizan con la Asesoría de la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal las diversas actividades sociales de Pastoral.
Durante  los 18 años de trabajo apostólico y misionero de la Comunidad de las Hermanas de San Juan,  han prestado sus servicios en Tierradentro 27 miembros de dicha comunidad
Hermanas Franciscanas de María Auxiliadora
El 9 de abril de 1992, siendo Prefecto Apostólico Monseñor Jorge García Isaza, llega la  Hermana Rosa Elena Giraldo Urrea,  en nombre de la Superiora Provincial, acompañada de las dos primeras Hermanas Franciscanas para iniciar la experiencia apostólica en la Prefectura: Acompañar a los jóvenes paeces en el Seminario Indígena en su proceso de formación y proyectarse en algunas comunidades para ayudar en su desarrollo integral principalmente con la mujer.                                                              El 21 de febrero de 1994, se erigió canónicamente la fraternidad a la que se le dio el nombre de “Dyu’s Quiwe” (Tierra de Dios). Desde los inicios hasta  hoy han participado en la Misión Apostólica  11 Hermanas.  En la actualidad  son cuatro los miembros de la fraternidad.
INDOLE DE LOS PAECES
En la mayoría de los escritos de los  conquistadores españoles  cuando hablan de los nativos que encontraron en las Antillas y en las costas del norte del Continente, los llaman “Caribes” de cuya palabra  sacaron el de “Caríbales” o “Caníbales” atribuyéndoles  así la característica de crueles y antropófagos.
Es interesante  nota la forma como describe Cristóbal Colón, después de su primer viaje, tanto a los nativos que encontró como la misma  isla “La Española” en donde desembarcó  el 12 de octubre de 1492 :  “ Un mundo paradisíaco  habitado por buenos salvajes, sencillos y de natural pacífico.”  También cuenta,  y en varias ocasiones, la estampa de terror  que en los indios despertaban sus preguntas sobre el gran “Can” y los “Cani”, pues le hablaron de quienes asaltaban y robaban sus costas para llevarse gente que jamás volvían a ver.  Quizá  esta es la causa  de que  los españoles ya desde  por lo menos el segundo y tercer viaje al nuevo mundo cuando los primeros desastres (1494 y 1498) y enfrentamientos,  describieron a todos los nativos como agresivos y caníbales, generalizando esta apreciación.
Pero también podemos leer en  Fray Bartolomé de las Casas en su “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” (Sevilla 1552 Colección de Tratados)  lo siguiente : “ Todas estas e infinitas gentes a toto genere crio Dios los más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus Señores naturales” Naturalmente que esto hay que verlo en el contexto de la  famosa polémica en Valladolid , entre Sepúlveda y Las Casas.
Lo anterior  creo que nos da una pista para  entender  la forma como generalmente han descrito a los  paeces, como belicosos, aguerridos, crueles, desconfiados, perezosos. “Cada cual habla de la fiesta según como le haya ido en ella.”
Se pueden hacer algunas otras consideraciones para describir a los Paeces. Si nos atenemos  a lo que antes se estudió sobre la historia de los desplazamientos de los habitantes de Tierradentro, hasta llegar aquí,  nos damos cuenta de que aunque de origen Caribe, sin embargo ellos habían llegado a adquirir para su subsistencia las costumbres de “ recolectores” y “cazadores”, un tanto nómadas, más que la de  guerreros.                                Aunque como sucedía  a todos los  nativos de América, cuando después de haberse poblado, se fueron dividiendo a lo largo de los siglos en multitud de grupos que iban desplazándose,  en muchas ocasiones debían enfrentarse, ya fuera para conquistar territorio o fuera para solucionar conflictos de diversa índole entre ellos.
De las dos realidades anteriores  puede colegirse  que la caracterización que les dieron los conquistadores de “guerreros” y “belicosos”, por el hecho de haber triunfado muchas veces en los enfrentamientos se debe más bien  a la característica  de que como cazadores, tienen una habilidad especial para obrar con mucha cautela, desplazarse  por la selva  sin ser notados,  diseñar estrategias  de ataques sorpresivos  en contra de sus enemigos como cuando buscan una presa, desconcertando  a sus oponentes cuando los atacan. A esto se sumaba  la experiencia  guerrera adquirida  en los múltiples encuentros que tenían que sostener  con los otros grupos nativos; y no hay que negar que en ocasiones, sus manifestaciones de crueldad  eran consecuencia de sus deseos de venganza  por los resentimientos que sienten la mayoría de los naturales de América latina por la forma  como eran tratados en la Conquista. 
La índole pues de los paeces tomando varias fuentes podemos describirla así:                      Son de naturaleza independiente y no reconocen dependencia fuera de la que deben a la autoridad de su grupo, familiar o tribal (hoy esto se ve claramente en relación con su cabildo), que es su única Autoridad; los esfuerzos que se han hecho para establecer una autoridad  que agrupe a los cabildos  no logran plenamente  sus objetivos.  Han logrado una cierta coordinación  pero prima el interés del pequeño grupo de su cabildo aunque se dan cuenta de los beneficios que pudiera reportarles; lo anterior  me parece que hoy está todavía más acentuado por el hecho de que se ha perdido mucho la fuerza de la autoridad de los cabildos pues se han dejado de nombrar como autoridades a aquellos miembros de la comunidad de experiencia , para dar paso a nombramientos  de jóvenes que en muchas ocasiones no tienen todavía la madurez necesaria y desconocen sus costumbres y tradiciones,  y más bien están motivados por intereses personales y económicos, ya que hoy el cabildo administra  las  famosas “transferencias” que antes no tenían. Por eso hoy se hacen  campañas  y se tejen intrigas con el deseo de ser nombrado como autoridad,  lo que antes jamás ocurría entre los paeces                                 Reservados y calculadores. Esto les permite mantener su independencia, sin tener que comprometerse. Pero saben aprovecharse de las circunstancias para sacar buen partido de ellas. Esto les ha llevado a ser  atenidos,  de manera que con el menor esfuerzo esperen de fuera recursos sin necesidad de trabajarlos.  En general son muy interesados y generalmente esperan la recompensa por lo que hagan, pero por otra parte es muy raro que  expresen algún agradecimiento a quien les haga un favor, o que conserven  la memoria  de quienes hayan trabajado por ellos, inclusive hasta entregar su vida; dan la impresión de que están convencidos de que todo les es debido,  la  gratitud no parece ser uno de sus valores. Como trabajadores dan la impresión de ser perezosos.   Es curioso constatar cómo los Paeces cuando trabajan  fuera de su territorio son calificados como excelentes trabajadores, pero en su propia tierra  dan la impresión contraria.                                              En cuanto al amor a la tierra, de que hablan tanto los antropólogos,  parece más bien ser una de esas interpretaciones  que se dan por verdades pero que no responden  a una realidad.  Su cosmovisión,  si bien es cierto que como sucede a casi todos los grupos humanos  de América, esta muy condicionada por la tierra,  sin  embargo  no se ve que tengan un afecto especial o un especial  apego y respeto a la tierra.  La explotan en cuanto y hasta cuando les produce. Cuando ya no les produce simplemente la abandonan.  De hecho sus parcelas  no son suficientemente explotadas. En Tierradentro  el 62% de las tierras aprovechables, no están aprovechadas.  Además como utilizan la quema como método de preparación para la siembra,  el deterioro de las tierras y el agotamiento de las aguas  no auguran un futuro muy promisorio para las generaciones futuras en Tierradentro.

Conservan el secreto resentimiento por los sufrimientos que les causaron las injusticias de la conquista y el abandono en que vivieron por centurias,  esto los hace rencorosos y difícilmente perdonan la ofensa recibida, lo que  suele llevarlos a expresar a veces en forma violenta  sus sentimientos y su animadversión hacia los que no son de los suyos.  
Tienen una capacidad admirable para soportar el sufrimiento y el dolor.  Son  afectuosos pero son muy poco expresivos, o mejor  yo diría que la expresión de su afecto tiene otras manifestaciones que quizá no alcanzan a entender quienes no sean de su misma índole y raza,  o que simplemente no se ha desarrollado suficientemente su vida afectiva  por falta de estímulos,  ya que cuando los niños pasan sus primeros años pegados prácticamente a la madre, después ya no reciben casi ningún signo de cariño, de ahí que quien no los conozca, puede equivocadamente  pensar que son fríos y sin sentimientos.
El amor a los hijos de manera particular de parte de la mujer es muy grande,  y en cuanto al varón  se siente realmente prolongado en la existencia de los hijos a los que mira crecer  con un cierto respeto. Tienen un sentido muy especial para mirar la realidad  del desarrollo de la vida, el hijo está muy dependiente de la madre  durante sus  primeros años, pero luego va adquiriendo una independencia  que sus padres respetan de manera casi natural. Los  niños asisten a las reuniones de los mayores en forma libre y voluntaria, nadie se los impide y aunque no intervienen,  es una forma de aprendizaje y de experiencia  que los orientará en el mañana
Antes del matrimonio, las relaciones  entre los sexos no deja de ser bastante libre, se dan con mucha   frecuencia  las relaciones y abusos  entre parientes. Es muy común el caso de  los juegos sexuales de los niños y niñas de las escuelas cuando tienen que hacer el camino de regreso a sus casas por veredas más o menos solitarias.   A esto contribuye el estilo de sus viviendas, en las que con frecuencia el dormitorio de los padres y los hijos es común, lo que se presta  a un aprendizaje natural, que no tiene ninguna orientación.
Se formaliza la  unión de ordinario cuando la mujer queda embarazada; entonces  el  varón, o se queda a vivir en la casa de ella, o, lo que es más ordinario  se la lleva a vivir en la casa de sus padres; conviven así durante  un tiempo más o menos largo, mientras tanto el hombre buscará independizarse de la casa de los padres, ya porque estos le asignan una parte de la tierra para que trabaje o porque el Cabildo se la adjudica, entonces tendrá su propia casa y buscará con el tiempo “casarse”, de ordinario urgido por sus padres.
Después de haber formalizado la  relación de pareja  se manifiesta una fuerte dependencia de la mujer, el hombre se siente dueño absoluto y  su machismo lo lleva a considerarse el amo.

REFLEXION
Al reflexionar serenamente  sobre la realidad que hoy vive la región de Tierradentro, hay muchas cosas que  siembran inquietudes y marcan  serios interrogantes para el futuro.                                        Dos acontecimientos ocurridos en la  década de  1990-2000, han  marcado de manera  definitiva  la situación de Tierradentro determinando para  ella una ruta en una dirección distinta, que se traducen en una serie de cambios profundos  en las infraestructuras y unas transformaciones en los comportamientos sociales y culturales  que bien valen la pena  analizar.
La  Constitución de 1991, y la tragedia que se vivió en Tierradentro con la avalancha del Páez en junio de 1994, son dos acontecimientos que cambiaron fuertemente la vida de Tierradentro y enrutaron  su camino por una dirección totalmente distinta. 

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Las fuentes que aquí enumero no han sido consultadas  todas, para estos apuntes. Son las que he encontrado en diversas obras y que quizá puedan servir a los estudiosos que  escriban sobre Tierradentro. No tienen ningún orden ni de importancia ni cronológico.

Corpus Hispanorum de pace (Archivo de Indias), Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid 1986.
ARENAS PAZ Belisario. Guía Geografica de Colombia. 2ª edición. Bogotá 1928.
Restrepo Daniel. La Compañía de Jesús en Colombia.  Bogotá 1940.
CHÁVEZ Álvaro y PUERTA Mauricio. Tierradentro. Bogotá 1976.
CUERVO MÁRQUEZ Carlos. Estudios Arqueológicos y etnográficos. Biblioteca de la Presidencia 1887.
DE VELASCO Juan.  Historia del Reino de Quito en la América Meridional. 1786.
FRIEDE J. Los Andaquí – Historia de la aculturación de una tribu selvática  en Méjico.  1974.
FRIEDE J. Chibchas bajo la Dominación Española.  La Carreta 1974.
González David. Los Paeces (Edit. Rueda – Robo literario sin fecha  pag 37)
AGUADO Fray Pedro. Recopilación  Histórica.
CUERVO M. C. Los paeces, estudios arqueológicos y etnográficos. Kelly. Bogotá 1956.
PUERTA RESTREPO, Mauricio. Valores culturales de Tierradentro. Instituto Colombiano de  Antropología. Santafé de Bogotá 1987.
RAPPAPORT, Joanne. Tierra Páez. La etnohistoria de la defensa territorial entre los paeces de Tierradentro-Cauca. Monografía de grado. 1982.
GONZALEZ, David. Los paeces o genocidio y luchas indígenas en Colombia. La Rueda Suelta.   BELTRAN PEÑA, Francisco. La utopía mueve montañas. Editorial Nueva América. Bogotá 1989.
DE MERCADO, P. Historia de la provincia del Nuevo Reino de Quito, de la compañía de Jesús. Tomo IV.  Biblioteca de la Presidencia de la República de Colombia. Bogotá 1957.


[1] Es de notar que  en la actualidad hay un litigio  entre el Departamento del Cauca y el Departamento del Huila  por el territorio del Nevado del  Huila.  El Cauca  pretende que todo el nevado  le pertenece, y el Huila  afirma que  la línea divisoria de  los departamentos está  en la cúspide  del Nevado.  La verdad es que este litigio  muy difícilmente se  solucionará  por las  condiciones no solo  carentes de sentido sino impracticables  que  tiene el estado Colombiano para estos casos.  Quizá cuando en el futuro  un poco lejano  la fuerza de los pueblos se determine por la riqueza hídrica, entonces se buscará una solución.
[2] PUERTA  RESTREPO,  op. cit. pp. 41-42.    [3] Ibid, pp. 88-89.[4] RODRIGUEZ, Juan Manuel. El Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, y reducción de         naciones, trabajos malogrados  de al2gunos conquistadores y dichosos de otros, así temporales, como espirituales. En las dilatadas montañas y mayores rios de América. Imprenta de Antonio González Reyes.  Madrid, 1684. p. 24. Datos tomados de la tesina de Grado del Padre Homero Marín Arboleda, titulada “Algunos aspectos de la Evangelización inculturada en la Prefectura Apostólica de Tierradentro”. Universidad Urbaniana. Roma Italia,  1995.[5]Idem,  p. 360.[6] PACHECO, Juan Manuel. Los Jesuitas en Colombia. Tomo I. p. 360. Datos que son tomados de una de las fuentes más antiguas: «Letras Annuas de la Compañía de Jesús en la provincia del Nuevo Reino de Granada. 1643, pp. 16-38.  Fueron publicadas en Zaragoza-España en el año de 1645. Sebastián Hazañero fue uno de los padres provinciales durante estas misiones.[7] Ibid., pp. 360.[8] CUERVO M. C., op. cit. p. 278.[9] Ibid. p. 278[10] Estos apuntes los había empezado a escribir cuando estaba en el Vicariato, en donde tenía no solo libros de consulta sino también todo el interés de la misión, cuando luego, sucede el nombramiento del nuevo Vicario Apostólico en la persona de Monseñor Edgar Tirado, de la Congregación de los Padres Misioneros Javerianos.  Me parece que se presenta a la Congregación de la Misión  y en particular a la Provincia a Colombia, una situación nueva  que responde  a una disyuntiva, Si permanece vigente el “Jus Comisionis”, o si ya no tiene vigencia, para ambos casos , según mi humilde parecer, los Superiores provinciales, tendrían que clarificarlo, para obrar de acuerdo con la realidad.

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P. Carlos Albeiro Velásquez Bravo, CM

Misionero Vicentino de Colombia. Historiador y director de la Apostólica de Santa Rosa de Cabal (Risaralda). Miembro de la Academia colombiana de historia, arte y literatura. Director de la web de Historia de la CM de Colombia.

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